La población en municipios rurales ha crecido un 41% en 25 años en Baleares, siendo la tercera región con mayor incremento poblacional en municipios rurales, y la primera si se examinan los municipios grandes, según recoge un informe del Centro de Políticas Económicas de Esade (EsadeEcPol). Mientras en otras regiones como Asturias, Castilla y León, Galicia, Extremadura y Castilla-La Mancha han perdido población de forma muy intensa en sus localidades rurales, Baleares y otras como Madrid, Murcia, Cataluña, Comunidad Valenciana, Navarra y Canarias crecieron muy por encima de la media nacional. Baleares es la tercera región en crecimiento en municipios rurales sólo por detrás de Canarias (+56,5%) y Madrid (45,1%), y la primera en el caso de municipios grandes (+40%), seguida de Murcia (32,5%) y Madrid (31,9%).
Según el estudio, este crecimiento, junto con el caso de la Comunidad de Madrid, se explica principalmente por el auge de las áreas metropolitanas en torno a los municipios centrales de las ciudades. «Las nuevas decisiones de localización de empresas y familias a lo largo de las ciudades, conlleva que sean las áreas urbanas, y no los municipios administrativos, los que realmente generan crecimiento a través de sus mercados laborales locales», indica el informe. El documento destaca que entre 1996 y 2020, la población española tiende a concentrarse en el litoral mediterráneo y las islas, en torno a las capitales de provincia y grandes ciudades españolas y en los ejes principales de comunicación. El informe pone de relieve que la despoblación en España «no es un fenómeno uniforme». La principal conclusión del estudio es que el fenómeno de la despoblación causa profundas brechas entre las regiones españolas, especialmente en materia demográfica, en cuanto a composición por género y edad; económica, en relación a empleo, generación de riqueza y productividad; y actitudinal, en términos de grado de confianza en las instituciones y satisfacción ante los servicios públicos.
En este contexto, el informe de EsadeEcPol pone de manifiesto diferencias entre las zonas rurales y las urbanas. Según su análisis, en las primeras el porcentaje de población mayor de 65 años ronda el 40%, mientras que, en las segundas, este volumen cae al 28%. En cuanto al género, en las ciudades la proporción se sitúa en 95 hombres por cada 100 mujeres, mientras que en las zonas rurales el número de varones crece hasta el 102. En cuanto al punto de vista económico, mientras que en las zonas urbanas concentran más del 65% del empleo y son capaces de generar más del 66% del PIB español, las rurales congregan menos del 2% del empleo generando cifras similares en PIB. El informe también detecta divergencias en cuestión de actitudes frente a las instituciones democráticas, con mayor descontento entre las zonas rurales, y en el grado de satisfacción con los servicios públicos. En este sentido, las zonas rurales se muestran menos satisfechas con los servicios sanitarios y de transporte, pero más satisfechas con la educación que las zonas urbanas.