Los solteros han pasado de quedarse para vestir santos a ser parte del consumo. Dos de cada cinco hogares de Baleares tienen un único inquilino, más de la mitad de ellos son menores de 65 años. Los hogares unipersonales aumentaron un 3,3 % en las Islas durante 2020, mientras que los formados por cinco miembros o más disminuyeron un 62,5 %, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los solteros son un grupo poblacional creciente para el que vivir con esta condición sale más caro. Un total de 38.834 baleares viven solos. Las dinámicas de consumo y la propia cultura hacen que el bolsillo de estos se resienta todavía más a final de mes.
Los singles son un «colectivo en alza en España y dinamizador del consumo». En este grupo se incluyen las personas que viven solas, independientemente de su estado civil. Los solteros han dejado de ser solterones. Atrás han quedado las connotaciones negativas, ahora muchos viven solos por decisión propia y de cada vez son más. El número de personas sin pareja crece, condicionando los hábitos de consumo y las políticas públicas que se resisten a cambiar. La economía y las relaciones personales tienen mucho que ver en esta nueva forma de vivir. Antaño la la familia tenía un papel reproductivo pero también económico. Sin embargo, la extensión del trabajo asalariado ha permitido que muchos decidan vivir solos si las condiciones de subsistencia se lo permiten. «Vivimos en una sociedad configurada para vivir en familia. Desde hace muchos años se ha creído que ser soltero es algo excepcional. En la época de nuestros abuelos muy poca gente vivía sola. Aunque todo lo que nos rodea está diseñado para que sea así, poco a poco está cambiando, aunque se trata de una tendencia muy progresiva. Es una cosa que viene de muchos años atrás», explica la coach financiera Patricia Caro.
Pagar la casa, viajar y hasta hacer la compra semanal en el supermercado sale más caro para los solteros. Según un estudio realizado por Aciento.com, aquellas personas que viven solas pagan 7.500 euros de más de media al año. Aunque evidentemente la mayor parte de los ingresos se destinan al alquiler de la vivienda o a la hipoteca, tampoco es lo mismo comprar huevos o pan para uno que para dos, y mucho menos para tres o cuatro. En un paseo por el supermercado se puede ver como los productos no se adaptan al consumo de los solteros y solteras. En las estanterías destacan los productos con envases etiquetados con llamativas pegatinas en las que se lee ‘pack ahorro' o ‘envase familiar'. Las empresas tienen la vista puesta en ofrecer el ahorro cuando se compra en grandes cantidades, lo que se traduce en una mayor inversión para aquellos que viven solos y, en muchas ocasiones, en una mayor desperdicio de los alimentos. Estas trabas impuestas al colectivo se conocen como la ‘tasa single', el peaje que tienen que pagar estos por el simple hecho de no tener pareja.
«Desde el punto de vista económico, los servicios y las empresas todavía no están adaptados al consumo individual. Es una cuestión cultural que viene de muy atrás y la progresión es lenta», explica Caro. La experta en finanzas personales aconseja hacer un «presupuesto detallado de los gastos» para que el bolsillo no se vea afectado a final de mes. «Muchas veces sabemos perfectamente lo que vamos a ingresar pero no sabemos por dónde se nos va el dinero cada mes, por este motivo, es importante hacer un presupuesto y no gastar en cosas innecesarias».
Lo mismo ocurre a la hora de contratar un seguro de coche o de salud. Según las cifras del estudio, los solteros pagan un 34 % más por su póliza. Sin embargo esto no tiene que ver tanto con el nivel de siniestralidad como con la antigüedad de sus vehículos. En este sentido, Caro apunta a que hay que «ir con cuidado con los gastos hormiga», aquellos que a simple vista parecen que no generan mucho gasto, pero si haces un cálculo mensual o anual te llevas una gran sorpresa. Un ejemplo de este tipo de gatos pueden ser las suscripciones a las plataformas de series y cine. La especialista indica que las soluciones, más allá de modificar el sistema de consumo, dependen de los hábitos y planificación personal de cada uno. Entre sus consejos está «ir a comprar con una lista hecha previamente en casa, comprar productos de temporada y adecuar las cantidades necesarias, no dejar caducar las cosas en la nevera y no dejarse llevar por las ofertas engañosas».
A pesar de que durante años han sido vistos con connotaciones negativas, los solteros y solteras han pasado a ser el objetivo más cotizado de muchas empresas. Según los indicadores de consumo, un hogar pluripersonal consume más, pero el soltero lo hace más para sí mismo y a través de Internet. En su cesta de la compra se encuentran más productos para cuidarse uno mismo como pueden ser cremas, maquillajes, dietéticos y fragancias. Un gasto que tras la pandemia y el fin de las restricciones también se han visto incrementado. Tanto es así que hasta se ha creado un día dedicado a sus compras por Internet, cada 11 de noviembre se celebra el ‘Singles Day'. Muestra de ello es que según los datos recogidos en un estudio de Bankintercard, se confirma un aumento en el gastos con tarjeta de este perfil del 11,6 %. Aunque el pago anual de los solteros con tarjeta (2.650 euros) es menor que el del consumidor medio (3.034 euros), el gasto relativo es mayor. Una vez más el bolsillo de estos se ve perjudicado. Aunque Daddy Yankee cante que «estar soltera está de moda», la ‘tasa single' demuestra que, hoy en día, esta tendencia es más costosa que moderna.