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Luces y sombras de IB3 ante una nueva etapa

El proceso de internalización, que durará un año, quiere cerrar una polémica de casi 20

Una de las protestas, en 2019, del personal de IB3. | Redacción Local

| Palma |

El proceso para la internaliazación de los servicios informativos de IB3 –que tiene un año por delante y supondrá el cambio del estatus laboral de la plantilla– es «la noticia más importante» sobre la televisión en toda la historia, según el actual director general del ente, el periodista Andreu Manresa. Es posible que lo sea, o quizá no. Pero sí es el colofón de una larga historia en la que no ha faltado casi de nada. IB3, que nació por una decisión personal del presidente Jaume Matas –coló su aprobación en una ley de Presupuestos que reformó 19 leyes en 2003– ha tenido de todo. Hasta dos canciones. O dos versiones de una misma, ‘Una oferta de IB3' y ‘Tuve una oferta de IB3', ambas del grupo Rock and Press, formado por periodistas.

Aunque la televisión autonómica no inició sus emisiones hasta el 1 de marzo de 2005, coincidiendo con el Dia de les Illes Balears, la polémica marcó todo el año anterior. No había comenzado sus emisiones y el PSIB (entonces en la oposición) ya avisó de que llevaría su nacimiento y primeras decisiones a los tribunales. Jaume Matas, presidente del Govern, llevó a la ley de acompañamiento de los Presupuestos una reforma de la ley audiovisual y la creación de un ente público. Para entonces, Matas ya había hablando con el entonces alcalde de Calvià, Carlos Delgado, que había decidido rescindir la concesión con la empresa que gestionaba la tele municipal, concretamente la empresa Lavinia (matriz de la actual Dalton, que gestiona los informativos). Como primera directora de la futura tele, que todavía no tenía nombre, Jaume Matas eligió a su exjefa de gabinete María Umbert.

¿Por qué fue un gobierno del PP y no el inmediatamente anterior del Pacte (1999-2003) el que puso en marcha la televisión autonómica? Gabriel Cañellas, el primer presidente del Govern de las Islas dejó siempre sobre la mesa esta posibilidad. Al primer Govern de Antich no le dio tiempo aunque sí analizó un proyecto. Partía de la idea de aprovechar la red de televisiones locales para poner en marcha la tele autonómica. Fue una idea a la que se estuvo dando vueltas desde la vicepresidencia del Ejecutivo, que dirigía Pere Sampol, del PSM. Y, más concretamente, su asesor de Comunicación, Antoni Martorell que (en el siguiente Pacte) dirigió IB3 cuando había pasado a la órbita de Unió Mallorquina (UM).

En aquel segundo Govern de Pacte (2007-2011), la televisión se había convertido ya en la ‘joya de la Corona'. En las negociaciones previas para llegar a un acuerdo, UM pidió la presidencia del Parlament e IB3. Carles Manera, conseller de Hisenda de aquel Govern, contó una vez que se planteó el cierre temporal de la televisión para ‘reiniciarla' poco después con un nuevo sistema que contemplase (a ser posible) la internalización de los servicios informativos, la gran reclamación de la plantilla del ente. No sólo (recuerdan representantes de los diferentes comités) por una cuestión laboral sino para garantizar su «independencia».

Con el Govern de José Ramón Bauzá (2011-2015), toda la política informativa se jugó a la carta de la televisión. Bauzá prescindió de cualquier otro medio –no se fiaba de ninguno y estaba convencido de que tenía a todos en contra– y tomó una decisión que parecía romper con cualquier idea sobre el equilibrio de poderes: nombró director provisional del ente a su conseller de Presidència, Antonio Gómez, hasta dar con el definitivo. Y mantuvo la externalización de los servicios informativos. Desde su creación ha sido una constante: SBT –del empresario Jacinto Farrús, que había comprado Canal 4 y que, en 2021, lo vendió a Fibwi–, CBM, Liquid Media (Mediapro) y Dalton (Lavinia).

La externalización de los servicios de IB3 es «una anomalía en origen», dijo Andreu Manresa cuando fue elegido por el Parlament. Pese a la confianza hacia Manresa –delegado de El País y que presidió el sindicato de periodistas– su paso por la dirección tampoco ha escapado a las polémicas. La principal, laboral, pero no sólo. Semanas antes de anunciarse el acuerdo para iniciar el proceso de internalización, el comité de empresa había dado por «agotada» la etapa de Manresa. El informe que fundamenta el cambio de gestión en IB3 apunta a un incremento de 6,6 millones sobre el coste actual. Queda un año por delante para negociar la letra pequeña e intentar zanjar la polémica.

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