En el mismo lugar, esta vez ya sobre la arena, y a la misma hora. El 'bar antivacunas' de la playa de Can Pere Antoni, en Palma, continuaba este miércoles por la tarde operativo. Allí, igual que en la jornada anterior, un grupo de activistas contrarios a las restricciones para los no vacunados servían bebidas y aperitivos a todo aquel que quisiera. El promotor de esta iniciativa es Enzo, un italiano afincado en Mallorca, al que no le cuesta reconocer que «no se trata de un bar como tal, no cobramos, es solo una provocación».
Estos activistas, entre diez y veinte personas de distintas nacionalidades pero la gran mayoría de ellos extranjeros, apuran los últimos rayos de sol mientras charlan alrededor de la mesa. Sigue adornada con carteles varios donde dejan claro que allí «no se pide pasaporte COVID». No falta tampoco la imagen de su nuevo ídolo, Novak Djokovic. «Rechazamos lo que nos están haciendo, no entiendo porque un vacunado tiene derecho a entrar en un bar y nosotros no. Pues si no puedo ir a ningún local, lo monto yo», explica Enzo.
Varios de los activistas rechazan ser negacionistas e incluso afirman no ir en contra de la vacuna: «Nosotros no condenamos ni juzgamos. Quien quiera vacunarse que se vacune pero que no me digan lo que tengo que hacer». Sobre el tenista serbio, que recientemente fue retenido en Australia por problemas con el visado y la vacunación, Enzo solo tienen palabras de elogio y agradecimiento: «Novak se ha convertido en un héroe, es maravilloso. Ha sido el único que ha tenido el valor de rechazar la vacuna, a diferencia de otros tenistas...».
Volviendo al uso del pasaporte COVID el activista italiano se muestra extremadamente indignado: «Es un insulto, nos están aplastando. Están haciendo igual que los nazis. Somos los judíos de la era moderna. Quien no conoce su pasado está condenado a repetirlo».