No son pocas las familias de Baleares que recordarán esta última Navidad con mucha frustración. La explosión de contagios que nos ha traído la variante ómicron ha provocado el colapso total del sistema de rastreo y seguimiento de casos positivos de COVID-19 con un fuerte impacto en muchísimos núcleos familiares, que veían cómo un procedimiento que, eso sí, en otros momentos de la pandemia, se resolvía en días, tal como la prueba a los contactos estrechos de un infectado, se demoraba hasta una semana. ¿Qué ha supuesto esto? Pues que la Navidad se haya ido al traste para muchas familias. Y comparto un caso que podría ser el mío o el de mi vecino, o el de cualquiera de mis familiares o amigos, y que sin duda es el testimonio de cómo a una población ya apalizada psicológicamente por dos años de crisis se le arruinaba la que se esperaba, con mucho optimismo, como una Navidad casi prepandémica.
Nos situamos en los días previos a Nochebuena. Un miembro de una familia de cuatro, padres y dos niños pequeños, se infecta de COVID-19. Dos días antes del resultado en PCR, comienza a tener síntomas compatibles. La confirmación de la infección llega la noche del 24 de diciembre. La COVID acaba con todos los planes de la esperada noche para todos los convivientes que, pese a dar negativo en test de farmacia, deben aislarse porque los menores aún no cuentan con la pauta completa de vacunación -no se ha abierto su franja de vacunación-. Con el resultado recién llegado, a través de un laboratorio privado, se informa a Infocovid de la situación. Pasa Nochebuena, Navidad, segunda fiesta,... y no hay llamada para el inicio del rastreo de contactos que, básicamente, se limita a los convivientes. En el día 7 del inicio de síntomas, llega la novedad del autorastreo a través del portal del IBSalut. Realizado el trámite, la fecha más cercana para la prueba a los convivientes es siete días después de la confirmación del positivo de la persona enferma, que sigue aislada para protegerlos. Llega el día de la cita en Son Dureta, los convivientes, asintomáticos y recordamos que menores no vacunados todavía, dan positivo en coronavirus.
Aquí empieza el segundo round navideño. Es fin de año, 31 de diciembre, y el resultado de esas pruebas PCR traen un nuevo confinamiento para esta familia. Siete días más de cuarentena, sumados a los siete previos ya aislados. Y así han concluido las fiestas de Navidad para muchas familias. Las vacaciones escolares trajeron un encierro y la vuelta al cole la libertad, y la pregunta de muchos: ¿debería haberse dado prioridad de algún modo al test a los convivientes de un positivo?