Los albergues de la Platja de Palma y Son Rapinya destinados a recibir refugiados han acogido desde su apertura a un total de 749 personas. Lo que en un principio se habilitó para afrontar una grave crisis migratoria, hoy es el refugio para muchos ciudadanos que huyen de las guerras. La Conselleria d'Afers Socials adquirió, y reformó por 60.000 euros, el antiguo albergue juvenil de la Platja de Palma en abril de 2016. En ese momento, Balears se convirtió en «tierra de acogida» para el Ejecutivo central. Por esas fechas llegaron 42 personas procedentes de Grecia, Albania y Paquistán. Este casal dispone de 50 plazas y hasta la fecha han pasado 550 personas por sus instalaciones.
En 2018, otra crisis humanitaria volvió a sacudir a la comunidad europea: el rescate de los más de 600 migrantes y refugiados a bordo del barco Aquarius. La Conselleria que dirigía Fina Santiago habilitó el antiguo convento de Son Rapinya para estos migrantes. Desde su apertura, unas 199 personas de distintas nacionalidades han convivido en este espacio.
Los dos albergues de titularidad pública han sido punto de acogida en las crisis migratorias más importantes hasta el momento. La última, la evacuación de afganos desde Kabul a España. Actualmente hay 17 personas procedentes de este territorio hospedadas entre estos centros de acogida. La consellera Fina Santiago ya expresó su compromiso a «dignificar a estas personas a través de la acogida».
Nacionalidades
De las 550 personas que han pasado por el centro de acogida de la Platja de Palma desde 2016, 159 eran venezolanos y 135 colombianos. Durante la crisis migratoria, llegaron a alojarse en este espacio un total de 74 refugiados, según los últimos datos oficiales hasta el 31 de octubre de 2021. Tanto este albergue como el de Son Rapinya están cedidos a la Cruz Roja, entidad que gestiona el día a día de estas personas. Este antiguo convento reformado en 2018 cuenta con 25 plazas. Desde su inauguración, 199 refugiados se han alojado por un tiempo. De estos, 17 corresponden a los migrantes del barco Aquarius, 63 colombianos y 62 de nacionalidad venezolana. Cabe recordar que el Gobierno estatal es quien deriva a los refugiados solicitantes del estatuto de refugiado a los albergues disponibles en cada Comunidad Autónoma. A pesar de ello, muchos refugiados no consiguen el asilo y pasan a una situación irregular. Los usuarios, asimismo, reciben clases de castellano y catalán, como también participan en talleres de salud, derecho y deber.
Ocupación
Actualmente, ambos albergues se encuentran ocupados. La mayoría de ellos, por ciudadanos de procedencia venezolana y colombiana. La última acogida la ha protagonizado la comunidad afgana. Un grupo de 16 familias y una afgana fueron acogidos en estos centros a finales de agosto. El Govern acoge en estos espacios a los refugiados, al menos, un par de meses hasta que se resuelve cada solicitud del estatuto de refugiado, que lo gestiona la Oficina de Asilo y Refugio, del Ministerio del Interior. Balears se ha convertido, así, en tierra de acogida. Los albergues habilitados siguen dando cobertura humanitaria a ciudadanos que huyen de sus conflictos.
El apunte
Un albergue a punto de cerrar
En 2012, la dirección del Instituto Balear de la Juventud anunció el cierre del antiguo albergue juvenil de la Platja de Palma, actualmente centro de acogida de refugiados, por las grandes deudas que arrastraba, que superaban los 350.000 euros. Durante años el inmueble estuvo en venta por un valor superior al millón de euros. Sin embargo, con el estallido de la crisis migratoria y la petición del Gobierno estatal de espacios para reubicar a los refugiados, la Conselleria de Fina Santiago decidió adquirir el albergue y rehabilitarlo. Se inauguró en abril de 2016.