El 31 por % de los pacientes que ingresaron por COVID-19 en unidades de cuidados intensivos (UCI) españolas falleció, según se desprende de un estudio realizado por investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (CIBERES). Los datos revelan además que al año de recibir el alta hospitalaria fallecen el 1 por ciento de los pacientes que habían estado en esas unidades de cuidados intensivos. Los investigadores han determinado que los factores asociados al peor pronóstico de la enfermedad son la necesidad de ventilación mecánica, la edad, la gravedad inicial, una EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) asociada, el descenso de las plaquetas y un aumento de la creatinina entre los días 1 y 3 de la ventilación artificial.
Estas son las principales conclusiones del proyecto «Factores de riesgo y pronóstico de pacientes infectados por COVID y seguimiento a un año de los enfermos ingresados en las UCI españolas» que han llevado a cabo investigadores del CIBERES. El proyecto forma parte de las investigaciones que se pusieron en marcha con el Fondo Covid-19 el pasado año y que ha sido gestionado por el Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Ciencia e Innovación, y que contó con una financiación total de 1,7 millones de euros. En el trabajo han participado además la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), y el Barcelona Supercomputing Centre (BSC), ha informado el Instituto de Salud Carlos III en una nota difundida este miércoles.
Los resultados del estudio, que ha sido liderado por el jefe de grupo del CIBERES en el Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Torres, se han presentado en una jornada celebrada en el Campus de Madrid del Instituto de Salud Carlos III, en la que se han detallado los factores de riesgo y pronóstico de los pacientes infectados por COVID- 19 que han ingresado en las 69 unidades de cuidados intensivos españolas participantes desde que se inició la pandemia en España.
Asimismo, se ha realizado un seguimiento de los pacientes desde el alta en la UCI y el alta hospitalaria hasta los seis meses, para determinar la mortalidad al año del alta de los pacientes COVID-19 que sobrevivan después del ingreso en críticos, estableciéndose esta tasa en un 1 por ciento. Desde que en junio de 2020 comenzó el trabajo de campo con el primer paciente, el estudio ha incluido a más de 5.700 pacientes y ha analizado 1.068 muestras de sangre para los estudios de epigenética y biomarcadores, cifras con las que se han superado los objetivos iniciales que se habían marcado los investigadores. Entre las principales conclusiones, los investigadores han identificado la adquisición de una neumonía intrahospitalaria durante el ingreso como un factor asociado con la persistencia de síntomas de coronavirus a los tres meses. Asimismo, ha explicado Antoni Torres, «hemos estudiado el efecto sobre la mortalidad intrahospitalaria de los corticoides encontrándonos diversos fenotipos en los que en los que no se observa un beneficio dependiendo de la edad, la gravedad inicial, el estado inflamatorio y la ausencia de linfopenia (nivel bajo de linfocitos). Nuestros resultados, por lo tanto, ayudarán a definir qué pacientes graves deben recibir corticoides».
La enfermedad crítica por COVID-19 se caracteriza por la falta de control de la replicación del virus por parte del sistema inmune, reflejada en una diseminación a nivel sistémico de material vírico, lo que va en paralelo a una respuesta desregulada del huésped que se asocia a peor pronóstico. Los cuadros clínicos graves muestran perfiles característicos tanto en plasma como en aspirados bronquiales, que proporcionan información molecular sobre los mecanismos que median el deterioro del paciente crítico y «surgen como herramientas útiles en toma de decisiones clínicas», ha precisado Antoni Torres.