Está dispuesto a luchar para que el Govern ceda la gestión del tren y de la red de buses interurbanos al Consell de Mallorca. Defiende que «ya ha llegado el momento». Iván Sevillano (1985) es ingeniero y, desde 2019, conseller insular de Movilidad e Infraestructuras.
El Consell de Mallorca ya forma parte del Consorcio de Transportes. ¿Tendría sentido gestionar Serveis Ferroviaris de Mallorca?
—Sí, totalmente. El Estatut dice que las competencias en transporte son de los consells insulars. Tenemos que empezar a trabajar en la transferencia del tren y de los autobuses del TIB. No será fácil pero hay que empezar ya.
¿Qué puede aportar el Consell para mejorar y ampliar la red de ferrocarriles actual?
—Parte del fondo del convenio de carreteras tendría que ir a la red de tren. Ya lo intentamos al principio de legislatura. Nuestra voluntad inicial era transformar el convenio de carreteras en un convenio de infraestructuras y transporte público. Entendiendo que ahí podría haber inversión para carreteras e inversión ferroviaria.
¿Por qué no fue posible?
—La realidad es que no tenemos competencias en transporte ferroviario. Por eso es importante reclamarlas. Y también hay que reclamar la recuperación del convenio ferroviario.
¿No es el Govern quien tendría que recuperar ese convenio? ¿No son suyas las competencias?
—Así es. Animo al Govern a que lo haga. Además de los 237 millones en carreteras, hay que reclamar también los 300 del convenio ferroviario. Con 537 millones el margen de maniobra para mejorar la movilidad terrestre sería enorme. En el momento que el Consell asuma el transporte ferroviario, los dos convenios se podrían fusionar y aumentar la capacidad de inversión para priorizar la red de tren. Así seria posible materializar los proyectos que demanda la ciudadanía.
¿En que situación está la negociación del convenio de carreteras?
—Seguimos negociando y no hay nada descartado en Madrid. Hay que recordar que el convenio de carreteras existe porque el Estado nunca ha invertido de manera directa en la isla, como sí hace en otros territorios. Creo que ahora mismo lo más importante es asegurar el convenio. La cantidad que llegue como anualidad del 2022 será lo de menos, el dinero podrá llegar en los próximos años. Hay que entender que los 237 millones son la financiación que el Estado adeuda a la isla, hay que pelearla.
¿Sin el dinero del convenio de carreteras se descarta totalmente terminar el segundo cinturón de Palma?
—Sí. El Consell no puede asumir con fondos propios un proyecto de esa envergadura, costaría unos 40 millones y nuestro presupuesto para obras viarias es de 44. Pero el 2022 será uno de los años en que el Consell ejecute más proyectos en las carreteras de Mallorca.
¿De cuantos proyectos estamos hablando?
—Si antes se hacían 5 o 6 proyectos grandes y ahora hacemos 25 pequeñitos. Así damos trabajo a las empresas locales porque los proyectos gordos los ganaban grandes empresas de la Península. Ahora el 90% de las empresas que se presentan a las licitaciones son de Mallorca. Movemos la economía, repartimos más y se generan más puestos de trabajo.
¿Por qué sigue habiendo atascos en la vía de Cintura?
—Hay quien ha querido leer de manera perversa la medida. Nunca dijimos que la medida de limitar la velocidad a 80 kilómetros por hora eliminaría los atascos. Era una cuestión de salud pública, medioambiental y para reducir la siniestralidad, porque los accidentes se han reducido más de un 70%. Habrá atascos mientras seamos el territorio del Estado con más coches por persona, por eso es necesario fomentar el transporte público.
¿Podría esa limitación a 80 km por hora extenderse a otras carreteras?
—Se podrían hacer actuaciones más puntuales en el mismo sentido. En la llegada a Palma de la M-1, viniendo de Andratx la velocidad máxima está fijada a 120 kilómetros por hora. Los técnicos están analizando si desde la zona de Portals Nous o Palmanova hasta la conexión con la vía de Cintura, donde la velocidad máxima es de 80, se podría establecer una velocidad de transición para que el cambio no sea tan abrupto. Pero serían actuaciones muy puntuales. Lo que no está sobre la mesa es reducir la velocidad en otras autopistas.
¿Cómo calificaría las relaciones entre los tres partidos del pacto en el Consell?
—Estamos sabiendo resolver esas diferencias a nivel interno. La relación es buena pero muchas veces te quita más tiempo tener que cuidar las relaciones dentro de un pacto que gestionar las demandas de la oposición. Lo que ninguno puede pretender es creerse que porqué está gobernando va a implementar el 100% de su programa electoral. Eso es imposible. Y esto a veces hay que recordarlo porque a algunos se les olvida, a un lado y al otro. Por eso los tres socios tenemos una cosa clarísima: lo único que conseguiríamos entrando en peleas y batallas es abrir la puerta para que la derecha vuelva a gobernar. Si seguimos como ahora la ciudadanía nos volverá a dar su confianza.