La ejecutiva del PI, que preside Tolo Gili, desautorizará este martes formalmente el relevo de Xisca Mora, alcaldesa de Porreres, como portavoz de grupo insularista en el Consell de Mallorca, instigado por Pere Soler y Bel Febrer y que fue adelantado el sábado por este diario. Soler se propuso ayer como portavoz, algo que la ejecutiva rechaza.
Lo que está ocurriendo en el PI se parece mucho al intento de remover de su puesto de portavoz en el grupo parlamentario de Cs a Patricia Guasp y que también fue desautorizado por la dirección del partido. «Es una falta muy grave que pondremos en conocimiento de la comisión de conflictos. Xisca Mora actúa siguiendo los criterios de la ejecutiva y no como otras personas que parecen actuar para un proyecto personal que no es el del PI», dijo ayer Gili, anticipando lo que será una medida disciplinaria contundente. Tanto Soler como Febrer estaban en el llamado sector crítico que perdió el último congreso. «No saben perder, esto es un golpe de salón y un caso de transfuguismo que, aunque no tiene por objetivo cambiar un gobierno, sí pretende hacer daño», comentó otro dirigente del partido afín a la mayoría.
El desencadenante
Pere Soler explicó este lunes que el grupo no se siente representado por Xisca Mora y que actúa por libre. El desencadenante de esta historia es la sustitución de uno de los cargos de confianza que tiene el PI en la institución insular: concretamente un responsable de comunicación. Según Soler, Mora apostaba por un perfil «más técnico» y el resto del grupo por una persona «más vinculada al mundo de la comunicación», después de que la responsable de prensa hasta ahora decidiera dejar el puesto.
Soler dijo que proponerse él como portavoz «no es una acción contra el partido» sino una forma de respuesta ante las «imposiciones» de a, que según el político «actúa de forma unilateral, sin consultar ni reunirse con los otros dos consellers».
Mora es vicepresidenta de la ejecutiva del PI.
El apunte
Un partido que aspiró a ser decisivo, en crisis desde 2019
El PI, que se presentó a las elecciones de mayo de 2019 con la idea de ser decisivo no logró los escaños que esperaba para ser decisivo. Pocos meses después Jaume Font presentaba su dimisión y se abría una crisis que sigue latente mientras otros partidos buscan su espacio.