Eva [nombre ficticio] llegó a Ibiza un día antes de empezar el curso. Sin conocer a nadie y sin una casa donde vivir los siguientes diez meses. «Te avisan el lunes y tienes 48 horas para llegar al colegio o al instituto. Es imposible encontrar una vivienda en ese tiempo y mucho más todavía poder pagarla. Las primeras noches me tuve que quedar a dormir en un hotel, no tenía otra solución», asegura esta interina mallorquina desplazada a la mayor de las Pitiusas. Los docentes intentan ayudarse entre ellos, guardan los teléfonos de los propietarios que alquilan sus casas en invierno y ceden habitaciones a otros compañeros que se desplazan de un día para otro. Incluso han creado un grupo de Telegram en el que hacen grupos para compartir vivienda o facilitarse un sitio dónde vivir. Cada inicio de curso se repite la historia, que luego empeora todavía más para aquellos que no consiguen plaza para todo el año y tienen que dedicarse a la sustituciones. Llegan a Ibiza y la única opción es pasar los primeros días en hoteles u hostales, con un gasto mínimo de 25 euros la noche, hasta lograr encontrar una residencia en la que vivir el resto del curso.
Encontrar un lugar para vivir se ha convertido en una odisea para aquellos profesores que se tienen que desplazar a otra Isla, ya sea durante todo el curso o para cubrir una sustitución. «El tema de la vivienda está muy difícil, se alquilan garajes a precios desorbitados para menos tiempo de lo que dura el curso escolar. Puedes entrar a vivir a finales de octubre con suerte y a principios de mayo ya te están echando. Para una sustitución es imposible, tienes que tirar de hostales, que tampoco son baratos», explica Guillem, un docente interino desplazado a Formentera por segundo año consecutivo. El problema no acaba cuando consiguen encontrar un lugar en el que vivir. «Muchos inquilinos te alquilan sin contrato, entonces no te puedes empadronar aquí y es un problema para muchas cuestiones administrativas. Los que vienen de la Comunidad Valenciana no pueden tener el descuento de residente si no están empadronados en la Isla». El precio medio de un piso de 60 metros cuadrados en el que poder estar todo el curso ronda los 1.600 euros. «Con estos precios es imposible vivir aquí», concluye.
Muchos de estos jóvenes que intentan labrarse un futuro tienen dificultades para llegar a final de mes. En muchos de los casos la ayuda de los padres es fundamental para poder conseguir puntos y mantener el trabajo en las Islas vecinas. «Tengo una plaza a media jornada y pago un alquiler compartido con otras tres personas de 500 euros cada uno. A esto tengo que sumarle los 150 euros de un preparador para poder opositar, los desplazamientos a casa algún fin de semana, la gasolina y la comida para vivir. Me traigo tápers en el barco que me hace mi madre en Mallorca y si quiero o necesito hacer algo el fin de semana tengo que pedirle ayuda a mis padres», confiesa esta joven docente. «Si tenemos que salir fuera que al menos nos ayuden económicamente la instituciones», lamenta.
Ante esta problemática de vivienda, los profesores y sindicatos docentes piden «regularizar» la situación u ofrecer vivienda públicas para los desplazados. «Todo se justifica diciendo que es Formentera y que la vida aquí es cara. Nos estamos haciendo un favor mutuo, nos desplazamos para conseguir puntos y a su vez cubrimos un servicio público. Hay serios problemas para cubrir todas las plazas. Los profesores llegan y duran semanas porque no pueden hacer frente a los gastos. Esto es precioso pero es imposible vivir aquí», asegura este profesor.
ANPE exige mejoras en el complemento de insularidad
El sindicato educativo ANPE insiste en la necesidad de reconocer la insularidad a los docentes en Baleares, como sucede en Canarias, y que se compense a este colectivo a través de la indemnización por residencia. Víctor Villatoro, presidente de ANPE en las Islas, asegura que el profesorado de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera se encuentra en desigualdad de condiciones sociolaborales con respecto al resto de territorios, a causa del encarecimiento de la vida y la crisis generada por la pandemia sobre la economía isleña. «Los profesores perdemos dinero por ir a trabajar a Ibiza», sentencia.
Según el sindicato y tal y como explican los docentes anteriormente el problema de insularidad va en aumento. «Las dificultades para acceder a la vivienda, el precio del combustible, la subida del Índice de Precios del Consumidor (IPC), el sobrecoste de la insularidad y los recortes justifican esta reivindicación», afirman desde ANPE. Esta problemática afecta sobre todo Ibiza y Formentera, pero también ha empezado a notarse en Menorca, y «en general, las dificultades se dan en todas las islas», afirman desde la organización sindical.
Cabe recordar que los sindicatos profesionales se han agrupado en la plataforma UNISEP para reclamar un complemento de residencia que se equipare con el de las Islas Canarias, Ceuta y Melilla, porque, aseguran, que «en el caso de un profesor de secundaria, la diferencia anual supera los 4.000 euros». Según datos del mismo sindicato, en Ibiza y Formentera hay más de 1.800 docentes afectados y en Menorca unos 1.000 profesores.