Jaime Far, director de la Oficina Anticorrupción, dimite al frente de este organismo. Asegura que tiene nuevos retos profesionales en la Agencia Tributaria y que deja el puesto una vez que ya funciona. El director insiste en que su decisión es estrictamente personal. En su escrito dirigido al presidente del Parlament, Far recuerda que la Oficina se creó con la intención de cambiar el paradigma con respecto a la percepción de la corrupción y asegura que él ha tratado de contribuir a ello estos años.
Asegura que, en estos cuatro años, se ha conseguido crear un organismo «sólido» en su organización y funcionamiento «que se ha posicionado de una manera solvente entre los organismos nacionales e internacionales». Añade que ha participado en el tejido de de una amplia red institucional dedicada a este asunto.
Antecedentes
Las relaciones de Far con el Govern han sido tensas prácticamente desde que se puso en marcha la Oficina hace cuatro años. Fue una exigencia de Podemos para firmar el pacto en la anterior legislatura y la propuesta de nombramiento de Far partió de Més.
Algunas de las investigaciones abiertas por el responsable de la Oficina no han gustado al Ejecutivo, como la que se abrió sobre las compras de material en China y en otros países tras la pandemia y que se cerró sin denuncias sobre la contratación, aunque dejó la sospecha. También molestó el expediente iniciado para determinar si algunos altos cargos se habían saltado el protocolo de vacunación.
En paralelo, la Sindicatura de Comptes elaboró un duro informe contra Far por las irregularidades en el proceso de creación de la Oficina y de la contratación de personal.
El Parlament deberá elegir a su sustituto, algo para lo que será necesario que la izquierda se ponga de acuerdo. El PP y Vox se han mostrado muy críticos con el funcionamiento de la Oficina ya que la consideran innecesaria y argumentan que la Fiscalía y la Sindicatura ya hacen este trabajo.