Pagar por tener servicios sexuales ha sido, hasta hace pocos años, un comportamiento invisible, silencioso y poco investigado, aunque estaba presente. Conocer un poco más a los hombres que pagan por servicios sexuales, desde el prisma académico, empezó a generar interés hace pocas décadas, gracias a la influencia de las investigaciones feministas y especialmente de los estudios sobre masculinidad. Sin embargo, se realizan pocas investigaciones en el Estado español y son prácticamente inexistentes en Balears, que es de las comunidades autónomas con el porcentaje más elevado de hombres que pagan por tener sexo, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
Por todo ello, la tesis doctoral ¿Tú Pagas? Aproximación a los discursos sobre sexo de pago en los varones de Baleares», de Paloma Martín, defendida en la UIB, quiere aportar conocimiento sobre este fenómeno e incorporar algunos aspectos que no han sido abordados hasta ahora. Tras realizar un recorrido por las principales investigaciones nacionales e internacionales sobre los hombres que pagan por sexo y poner de relieve la importancia que la masculinidad, la sexualidad y el consumo tienen en este comportamiento, la investigadora ha entrevistado a hombres de Balears que han pagado por tener sexo y otros que no lo han hecho. El análisis de sus discursos ha permitido conocer su opinión sobre la prostitución o sobre las personas que compran sexo, y conocer cuáles son los motivos o circunstancias que empujan a unos hombres y a otros no.
El estudio revela que no existen grandes diferencias entre los hombres que pagan por servicios sexuales y los que no lo han hecho, ni en cuanto a características sociodemográficas ni en cuanto a opiniones sobre el fenómeno.
Con amigos o individualmente
Además, existen situaciones que promueven el inicio en el consumo de sexo, que en ocasiones puede ser la presión del grupo de amigos. Sin embargo, en otras es sólo una decisión individual. Hay, pues, una serie de elementos en la vida de los hombres que pueden funcionar como facilitadores, como los contextos de fiesta o el consumo de alcohol u otras sustancias.
La investigación también destaca que los rituales en el pago de servicios sexuales están relacionados, además, con el tipo de búsquedas que los hombres realizan, siendo más habitual una relación íntima denominada girlexperience (trato de pareja, como si fuera una novia o esposa) cuando los hombres acuden solos.
Otro dato significativo es que si bien pagar por servicios sexual puede presentar algunos rasgos muy vinculados a una masculinidad hegemónica, los resultados muestran que esta identidad no es exclusiva de los hombres que pagan por sexo. Pueden identificarse discursos y comportamientos hegemónicos, independientemente de su implicación en el sexo de pago.
Por último, la tesis señala que pueden existir peculiaridades del contexto geográfico. En el caso de Balears, pueden ser la actividad turística o las limitaciones propias de la insularidad, que hacen que haya más servicios sexuales dentro y fuera de la red.
En definitiva, entre las conclusiones de esta tesis se extrae que el pago por servicios sexuales no es un comportamiento excluyente de un perfil de hombres distintos que nos permita identificar a hombres consumidores más patriarcales frente a no consumidores más igualitarios. Por tanto, como recomendación, se propone poner el foco en cuestiones estructurales sobre las que se asienta este comportamiento.
El apunte
70.000 ‘clientes’ estables en Balears
Los clientes de prostitución en Balears prácticamente se duplican cuando llega el verano, según Lluís Ballester, profesor de la UIB y miembro del Grupo de Investigación y Formación Educativa y Social. En detalle, el número de ‘clientes’ estables de servicios de prostitución en las Islas se calcula en 70.000 personas. Se estima que, en Balears, alrededor de 2.500 personas, sobre todo mujeres, se encuentran en situación de prostitución en los momentos de mayor pico.