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Antonia Perelló: «Tener cáncer es caro; dejé de pagar obligaciones por invertir en salud»

Encontró en Instagram una forma de contar su enfermedad para ayudar

El boxeo es uno de los deportes frustrados de Antonia y espera practicarlo pronto. | M. À. Cañellas

| Palma |

Esta es la segunda pelea de Antonia Perelló contra su cáncer de mama, diagnosticado en 2013. Venció a su enfermedad por un KO, pero una nueva recaída le llevó al ring en 2020.

De su batalla ha salido victoriosa de nuevo, a pesar de volver a las sesiones de quimioterapia.

Antonia Perelló, de 39 años, ha decidido agarrar la vida. «Porque, con un cáncer, coger el camino de la superación es megacomplicado. Veía más fácil tirar la toalla, quitarme la vida, pero yo he decidido levantarme por mi familia. Las personas estamos acostumbradas a sobrevivir y no nos damos cuenta de vivir el momento, y eso quiere decir quitarte situaciones tóxicas, no dar atención a algo que no te haga sentir bien y aferrarte a gente que te llene».

Redes sociales

El 9 de diciembre de 2013 es una fecha importante para Antonia. Fue el día que le pusieron nombre a su cáncer, el tipo Luminal B Her 2 ++. Empezó su primera sesión de quimioterapia el día de su cumpleaños, el 11 de febrero de 2014. Fue su peor regalo de cumpleaños. Su tipo de cáncer, expandido por todo su pecho izquierdo, le arrebató la mama por completo. La reconstrucción le ha devuelto la feminidad que necesitaba en ese momento.

Todas estas emociones no las tiene muy presentes en su memoria, y por eso decidió con esta recaída, en 2020, dar salida a todo aquello que le pasaba por la cabeza en Instagram para ayudar a quien lo necesitara.

«Mis seguidores han sido mi medicina. Allí me muestro cómo soy. Es una forma de autoayudarme y de tener fuerza y ganas de hacer cosas. Plasmo mi vida para bien y para mal, y yo tengo que dar las gracias. Las personas que conozco, y las que no, son un apoyo. Recibo palabras increíbles». Se dio cuenta de que sus «buenos días» cada mañana y su historia «estaban afectando positivamente a las personas que me seguían».

La felicidad que desprende a veces tiene límites.«Lo importante es permitirse caer o llorar», asegura. Uno de los momentos más complicados fue dar de nuevo la noticia a su hija, de 14 años, y a su pareja. «¿Otra vez?», fue la reacción de la niña, porque el miedo la volvió a abrazar. Sin embargo, Antonia se considera afortunada porque tras llorar, le secan las lágrimas; tras caerse, le ayudan a levantarse.

Su afición por el flamenco, desde bien pequeña, le ha llevado a descubrir con esta enfermedad una modalidad deportiva en la que mezclar su gran pasión con el fitness. Se le llama fitflamc y una vez le den el alta tiene pensado dedicarse de pleno a ello.

No esconde que el cáncer también le ha arruinado su economía:«No solo hay que trabajar la parte emocional, sino también la física. Tener cáncer es caro. Necesitas fisioterapias, medicamentos, cremas. He dejado de pagar gastos obligatorios porque he preferido invertir en mi salud» asegura.

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