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Víctor Sánchez, un emprendedor mallorquín que triunfa en EEUU

El ingeniero ha vendido SyncRTC, la empresa que fundó, por unos 5 millones de dólares

El ingeniero de Telecomunicaciones Víctor Sánchez en una imagen de archivo. | Joel Knight

| Palma |

La empresa británica de telecomunicaciones LoopUp ha anunciado la adquisición de SyncRTC, compañía de base tecnológica con sede en en Estados Unidos y fundada en 2013 por el ingeniero mallorquín Víctor Sánchez (Palma, 1986). La operación ronda los 5 millones de dólares y la intención de la nueva propiedad es seguir desarrollando la tecnología creada por su creador.

El acuerdo también incluye el nombramiento de Víctor Sánchez como director de tecnología (CTO) del grupo LoopUp, según ha difundido la propia firma londinense.
La compañía creada por Víctor Sánchez, estudiante con altas capacidades, ingeniero de Telecomunicaciones y máster por el Instituto Técnico de Illinois, llevaba varios años despertando el interés de diversas corporaciones, especialmente por el éxito alcanzado por la plataforma mashme.io, que provee de servicios de videocolaboración a millones de usuarios en 73 países.

Saïd Business School (la escuela de negocios de la Universidad de Oxford), NYU Stern School of Businnes, Colorado State University, Saudi Aramco o el Grupo Santander son algunos de los clientes de SyncRTC.

En su comunicado de prensa, los ejecutivos de LoopUP aseguran sentirse «entusiasmados» con esta adquisición.

«Consideramos que se trata de la mejor experiencia en su clase para la implementaciones de educación y capacitación corporativa a gran escala... Estamos encantados de dar la bienvenida al equipo de SyncRTC a LoopUp y esperamos trabajar con ellos en algunos proyectos interesantes en el futuro».

En una entrevista concedida a este diario durante noviembre de 2018, Víctor Sánchez, que en esa fecha tomó parte del festival educativo PAula (Proyecto Aula), explicaba que su pasión por la tecnología se destapó durante su infancia.

«Por problemas de salud, de niño estaba mucho tiempo sentado y empecé a desmontar los ordenadores viejos de la oficina de mi padre. Y con los juguetes no jugaba, los desmontaba. De hecho, me regalaban juguetes para que los desmontase y al final abría todo lo que había en casa».

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