Récord tras récord en la llegada de pateras a Baleares. Si a pesar de la pandemia de coronavirus 2020 terminó con 1.464 personas arribadas a nuestras costas a bordo de este tipo de embarcaciones, un registro que superó con mucho el arrojado por el periodo anterior, 2021 lleva camino de convertirse en uno de los peores que se recuerdan en relación al drama humanitario que supone. De hecho a 20 de septiembre las Islas han recibido ya más migrantes irregulares que en todo el año anterior, 1.472 en total.
Este lunes han desembarcado en Baleares los ocupantes de cuatro nuevas pateras, en total 54 personas en Formentera y Cabrera. Fue solo unas horas después de que este domingo se informara de una masiva llegada de pateras a las Islas; hasta 268 personas fueron localizadas viajando en 17 embarcaciones.
En la estadística, Mallorca sigue al frente de la misma: 1.025 inmigrantes en 66 pateras en lo que va de año; curiosamente muchas de ellas, hasta 25, han recalado en Formentera a pesar de su reducido tamaño. En la Pitiusa menor se han contabilizado 365 personas en los nueve primeros meses del año.
Cabe recordar que estas personas, tras ser identificadas y puestas a disposición de las autoridades, son enviadas a centros de internamiento de inmigrantes en la Península para proceder a su expulsión si así lo determinan sus circunstancias. Esta se aplica en caso que no concurren otras situaciones, como que los migrantes sean menores de edad, o se produzcan circunstancias especiales, entre ellas el arraigo o la necesidad de agrupamiento familiar.
Según los expertos, las Islas son utilizadas por las personas que tratan de conseguir un futuro digno como una plataforma para viajar fuera de España, en muchas ocasiones a Francia y otros puntos de Europa donde perciben mayor facilidad para encontrar trabajo.
Para obtener un asiento en la travesía muchos pagan hasta mil euros a las redes ilegales de inmigración. Precisamente dos hombres de nacionalidad argelina han resultado detenidos en la playa de Migjorn de Formentera cuando intentaban repostar una embarcación con indicios de haber sido utilizada para el tráfico de personas.