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Pandemia de coronavirus

La vacunación masiva, de quimera a realidad

Apenas queda poco más del 20 % de la población diana para vacunarse y toca volver a las llamadas de teléfono personalizadas para convencer. Sobre estas líneas, dos tuits difundidos por la presidenta Armengol y Patricia Gómez, consellera de Salut. | M. À. Cañellas

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Cuando hace un año se empezaron a escuchar voces de que a finales de 2020 llegarían las primeras vacunas contra la COVID-19 a España, muy pocos se lo tomaron en serio. Sin embargo, a finales de diciembre comenzó de forma simultánea en todo el país y en Europa, una campaña de una envergadura nunca vista: la vacunación con doble dosis al máximo de población posible. Así se construyó un proyecto ilusionante que muchos han tildado como el principio del fin.

Se piden refuerzos. A principios de ese mes ya se vislumbraba que el reto que supondría para los sanitarios que la llevarían a cabo y el personal administrativo. Se pidieron refuerzos a una plantilla ya cansada tras superar la segunda ola de contagios sobrevenida en verano. Se sabía que los inicios de la campaña serían más tímidos y que el grueso vendría después, combinado con una situación epidemiológica cambiante. El Govern contrató a 150 no sanitarios para ayudar a afrontar la campaña de vacunación.

Avelina Serrano. Con 94 años, ella fue la primera vacunada en Balears. Era el 27 de diciembre. Pese a la expectación de un momento histórico, si algo se le puede achacar a Salut es la falta de previsión justamente en ese día de estreno. Apenas había 165 dosis disponibles y se destinaron todas al personal y a los usuarios de la residencia Oms Sant Miquel que previamente había facilitado los listados. Pero nadie contempló que al ser fechas navideñas y domingo muchos no estarían. Así pues las dosis sobrantes se las pusieron una decena de cargos intermedios del IB-Salut y del Consell de Mallorca que no faltaron al estreno. El gesto, en un momento de escasez de dosis, hizo correr mucha tinta y reproches contra un Govern que siempre defendió su actuación.

La población mayor. La necesidad de priorizar a quién ponerle las pocas dosis que llegaban marcó los primeros meses de campaña. Al tener una población más joven, Balears siempre fue a la cola estatal de vacunas recibidas, como marcaba la estrategia. Sólo durante este verano ha conseguido escalar apenas tres posiciones desde entonces. La vacunación en residencias de ancianos y de personas con discapacidad finalizaba a mediados de febrero. Se ampliaba el grueso al colectivo sanitario y Salut abrió entonces el primer vacunódromo:Son Dureta. El 8 de marzo se sumó Germans Escalas y se informó del resto de espacios que se irían habilitando. Por aquel entonces, la central Infovacunacovid era la encargada de citar a los usuarios.

Se abre BitCita. La campaña tomaba forma y en abril ya se dejó caer que, de crecer el ritmo, dejarían de llamar a cada ciudadano para vacunarse y se abriría un sistema de cita previa online. Pese a los reparos de mucha gente, sobre todo mayor, BitCita empezó para la franja de 56 a 65 años y sigue funcionando, aunque ya es posible vacunarse sin pedir hora.

AstraZeneca. La crisis esta farmacéutica ha sido la gran generadora de desconfianza en esta campaña. La vacuna terminó por destinarse a las personas de 60 a 69 años de edad que no las tenían todas. Ya se ha conseguido que el 92,2 % de esta franja se haya vacunado al menos con una dosis, pero Salut ha repescado a 688 personas con una vacuna diferente. Las autoridades siempre han defendido su efectividad, pero como la pauta completa requiere mucho tiempo, ya no se inocula a nadie.

El 70 % o más. Un año después, hay stock de vacunas. El grueso de la campaña ha pasado y se está de lleno en la recta final, a punto de alcanzar el 70 % de la población diana se abre otro interrogante: ¿Será suficiente?

Primer día de apertura de la campaña para los residentes sin necesidad de cita previa.

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