Nicaragua sigue en un estado de asfixia incesante. Le duele respirar, como también a Cuba esta última semana teñida de protestas ante la escasez de alimentos y el aumento de casos de coronavirus. El régimen nicaragüense de Daniel Ortega lleva unos años aplicando una represión continuada, pero no ha sido hasta estos últimos dos meses cuando se han intensificado las protestas. Es un hecho que ha provocado detenciones a políticos, activistas y toda persona defensora de los derechos humanos y que no apoyen la dictadura.
En este escenario, un grupo de jóvenes en Mallorca decidieron crear a finales de 2019 la asociación Itsaya «ante la necesidad de visibilizar todo lo que estaba sucediendo en Nicaragua a través de registros visuales», explica uno de los impulsores, Luis Montoya, investigador, ingeniero y profesor de la Universitat de les Illes Balears (UIB). Él es de origen nicaragüense y defensor acérrimo de la sublevación popular. Por su condición de activista, es presa fácil de amenazas del régimen a través de las redes sociales. «Mi familia, en Nicaragua, también recibe amenazas. Ahora mismo hay una situación extremadamente complicada. A mí, por ejemplo, no me dejan entrar en el país».
Luis Montoya confiesa que cualquier acto de manifestación «está criminalizada, es motivo de denuncia». A nivel mundial se ha creado el hashtag SOSNicaragua –otro parecido se ha creado para la situación que vive Cuba–. La Organización de Estados Americanos (OEA) ya alertó sobre el régimen de Daniel Ortega y solicitó la liberación de los líderes opositores y precandidatos, cuyas elecciones están previstas para el 7 de noviembre.
La represión en Nicaragua ha sido continuada desde 2018, cuando estallaron las revueltas contra el gobernante tras anunciar una reforma en la seguridad social, con recortes en las pensiones de los jubilados. Todo ello formó una ola de protestas que se ha mantenido a día de hoy y que se ha saldado con centenares de detenciones, sobre todo en el ámbito político, «después de que los resultados de un sondeo iniciado por le mismo Ortega dieran la victoria a las presidenciales a Cristiana Chamorro», comentan desde Itsaya. A cuatro meses de las elecciones de noviembre, toda la oposición está detenida.
«Ya no hay opositores, no están libres. Y muchas personas han tenido que quedarse refugiadas en otros países porque fueron disidentes en 2018. Se repite lo mismo que en Cuba o Venezuela», subrayan desde esta asociación.