El bloqueo de la Administración norteamericana bajo Donald Trump y ahora con Joe Biden está provocando estragos en las aspiraciones del Gobierno que preside Miguel Díaz-Canel para poder reactivar la economía cubana.
En palabras de los que están allí, en la denominada ‘Perla del Caribe', es que no «hay nada de nada». Cuando una población no puede comer y su Gobierno no da soluciones ni alternativas, el resultado es el que se ha podido ver estos días: revueltas y problemas de orden público en un país controlado con mano férrea por los militares castristas.
El proceso inflacionista en el que está inmerso el país puede acabar en saqueos y en más disturbios sociales. Las noticias procedentes de Cuba llegan sesgadas por la propia Administración cubana y nadie sabe lo que pasa realmente y el grado y nivel de los incidentes. Para botón de muestra: el Gobierno de Díaz-Canel ha triplicado el precio del ron. No hay gasolina ni comida ni bebida.
La Revolución cubana no ha sabido dar respuesta a las reivindicaciones de una población que está desesperada y que gran parte de la misma confía en los ideales que propiciaron la llegada de Fidel Castro al poder y la salida del dictador Fulgencio Batista en 1959. Han pasado más de 60 años y el país, tras perder el apoyo económico de China, Rusia y Venezuela, sigue sumido en una pobreza progresiva a la que han tenido que acostumbrarse generaciones de cubanos de forma estoica. Ahora, las cosas han cambiado y no extraña que el presidente cubano haya realizado un llamamiento a la población para sofocar las revueltas con el argumento de que son auspiciadas por Washington. Es decir el enemigo acérrimo que siempre ha buscado destruir lo que es y significa la Revolución. A esto, sumar que este descontento se produce en plena pandemia, a la cual tampoco ha podido hacer frente con criterio el Gobierno cubano por falta de medios económicos porque la llegada de divisas se ha parado en seco al no llegar turistas. Con este caldo de cultivo, lo que pueda pasar en las próximas semanas será clave para el futuro de un maravilloso país que lo tiene todo. No hay recambio a los Castro y el sistema represivo a la población descontenta es muy fuerte.