La hora de comer en el CEIP Can Bril de Sencelles huele y sabe diferente a otros centros escolares de la Isla. El ruido de pasos corriendo, el entrechocar de platos y vasos y unas cuantas risas alborotadas puede sonar similar, pero lo verdaderamente llamativo son las caras de los pequeños a la hora de sentarse a la mesa.
El menú incluye una ensalada del huerto de primero y macarrones con boloñesa de cordero, y el del día anterior estaba compuesto por verdura de temporada con patata y un segundo de raya con verduras. Sin duda, muy diferentes a los platos que algunos recuerdan tener en su época escolar.
Este colegio, al igual que el CEIP Rodamilans de Sineu y el CEIP Miquel Duran i Saurina de Inca, participan en el programa piloto Mallorca al plat, impulsado por la Dirección General de Políticas para la Soberanía Alimentaria, y que nace con el objetivo de transformar los comedores escolares hacia un modelo basado en el consumo de productos ecológicos y locales.
El proyecto, que va más allá de ofrecer un simple menú saludable, pretende conseguir la complicidad de ganaderos, payeses, pescadores, comunidad educativa y familias para favorecer al sector primario.
Gracias a la participación de nutricionistas, se han creado platos atractivos para los más pequeños, que han señalado las cantidades necesarias que deben tomar, y evitar el aumento de la obesidad infantil. Sin olvidar fomentar los productos 'kilómetro 0' y acabar con el uso indiscriminado de plásticos en los recipientes de envasado.
Mallorca al plat, además, incluye una guía de compras y un libro de recetas saludables para cocinar en casa, talleres, visitas y charlas para colegios y familias interesadas en ahondar en unas comidas más saludables.
Desperdicio de alimentos
Otro de los objetivos en los que hace hincapié Paula Valero, directora general de Políticas para la Soberanía Alimentaria, es trabajar con escuelas y familias para evitar el desperdicio de alimentos. Según las cifras aportadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, solo los hogares españoles desperdiciaron un total de 1.229 millones de kilos de alimentos y bebidas en 2017, es decir, el 4,3 por ciento del total de su cesta de la compra anual.
Si nos centramos en Baleares, la situación no es nada esperanzadora: un estudio elaborado en 2015 por FoodSaverTM sobre el desperdicio de alimentos en los hogares revelaba que anualmente tiramos más de 64 millones de kilos de comida en nuestra comunidad cada año.