El 90 % de los pacientes que ingresan en un hospital necesitan un catéter, se trata de un dispositivo médico utilizado para el drenaje de líquidos que puede ser introducido o extraído del cuerpo. Es una de las vías más comunes pero que más problemas puede generar en un paciente, ya que va directa al torrente sanguíneo, de ahí la importancia de vigilarlo, mantenerlo y prevenir posibles daños. Precisamente con esta función se ha creado en Son Llàtzer la Unidad de Acceso Vascular (UAVAC) impulsada por la dirección de Enfermería del Hospital.
«Hay pacientes con complicaciones, crónicos o también jóvenes que han recibido muchos tratamientos por vena que necesitan llevar un catéter de larga duración, para ellos es mucho mejor porque se ahorran cinco o seis pinchazos y las complicaciones que pueden conllevar», explica Yolanda Lladó, la enfermera de la unidad.
Debido a la gran cantidad de usos posibles para este tipo de dispositivo, existen diferentes tipos de catéteres. Su labor pretende mejorar la preservación del capital venoso de los pacientes y de disminuir las complicaciones derivadas del acceso a las venas. «A veces pueden dar problemas, entre los más comunes están las infecciones», explica esta especialista. Desde la unidad se valora en cada caso la vía venosa que mejor se adapta a las condiciones del paciente y se hace hincapié en los cuidados para el mantenimiento. Un elemento externo que se introduce en la sangre puede conllevar bacterias «y no sabemos cuál te puede tocar», dice. De ahí la importancia de su manipulación, acertar con el tipo de catéter y mantenerlo, y para ello «el paciente también debe ser parte del proceso». En las habitaciones de hospitalización de Son Llàtzer se les pone un breve vídeo.
Una de las actuaciones más destacables es el acceso vascular con ecografía. Esto es que la enfermera pueda guiarse a través de una pantalla para hacer el pinchazo. «Ves todo el paquete vascular y distingues las arterias, venas y nervios, puedes seguir cómo va entrando la aguja y ya la llevas a la mejor vena, a la más grande», explica Lladó.
La unidad está enmarcada en los proyectos BPSO - Guías de buenas prácticas y Flebitis Zero, liderados por enfermeras del hospital. Otra de sus labores es la investigación de la evidencia científica, la protocolización de las actuaciones y la formación práctica de otras enfermeras.