Cofundador de Podemos y –aunque lo niega– ‘pensador orgánico' o ‘consejero áulico', Juan Carlos Monedero (Madrid, 1963) participó este viernes en Palma en un acto a favor de Ione Belarra como sustituta de Pablo Iglesias. Además, conversó con este periódico.
Vistas sus críticas a los medios, no sé si ponerme casco.
—Soy crítico con el papel de los medios porque soy consciente de su relevancia y porque sin medios libres, objetivos y plurales no hay democracia. Por eso es importante constatar que el desembarco de poderes económicos, a menudo extranjeros, unido al duopolio golpea nuestra democracia. Y sé que criticarlos es peligroso porque estás enfadando a quienes son los encargados de transmitir lo que piensas y te arriesgas a que te golpeen. Pero también era peligroso combatir el autoritarismo y hubo gente con el coraje de hacerlo. Hay amistades, como las de Villarejo con ciertos medios, que deben despertar todas las alarmas.
Y le entrevisto desde la 'Ultima Hora' auténtica, no desde LUH!
—Quienes venimos de la tradición de la izquierda sabemos que eso de definirse como auténtico es, a veces, la reivindicación impotente de una cierta esencia que, cuando la reclamas, es que la has perdido. De todas formas me consta que el diario Ultima Hora de Baleares es un medio relevante, serio y reconocido.
¿Deben tener prensa propia los partidos políticos?
—Ya la tuvieron y tuvieron que abandonarla porque no interesaba a nadie. Sin embargo, sí que es cierto que todos los cambios históricos que ha habido en el siglo XX se han hecho, para bien y para mal, con apoyos mediáticos. No existiría e New Deal sin las charlas de Roosevelt pero tampoco el nazismo sin Goebbels. Y Donald Trump es un producto de la Fox.
Usted no quería que Podemos entrará en los Gobiernos. ¿Ha valido la pena gobernar?
—Podemos entró en el Gobierno porque los votantes de Podemos necesitaban buenas noticias; necesitaban percibir que el voto a la izquierda del PSOE hacía falta para formar Gobierno. Teníamos que acabar con la maldición de las momias. La momia de Cánovas del Castillo, la de Franco ,pero también la de Alfonso Guerra, que decía que a la izquierda del PSOE sólo estaba el precipicio. Sí, cambiamos de opinión. Decía Marx que las decisiones se toman ante situaciones concretas. Una de las primeras discusiones que tuve con Errejón fue porque él quería que Podemos apoyara a Susana Díaz en Andalucía. Es cierto que yo creí, en un primer momento, que el 15-M no debía convertirse en un partido y que tres años después entendí que había que canalizar todo su potencial desde las instituciones. La alternativa a que Podemos no entrara en el Gobierno era una gran coalición PSOE-PP. Sí, está valiendo la pena porque hay iniciativas que no se hubieran tomado sin Podemos.
¿Ha perdido Podemos en el Gobierno frescura del 15-M?
—Todos hemos perdido frescura. Igual que usted o yo desde la primera vez que hablamos. Todos dejamos la pasión y maduramos. En el 15-M estábamos en un momento destituyente, señalando a los culpables. Ahora estamos gobernando. Y sí, siempre hemos sabido que la capacidad de la izquierda para cambiar las cosas desde los gobiernos es mínima en un modelo neoliberal. Pero estamos empujando.
Hay denuncias de amaño en la elección de Ione Belarra
—¿Quién lo denuncia?, ¿tres personas? Aunque sólo sean tres personas es algo que se amplifica en contra de Podemos. Ione Belarra ha recogido ya más avales de los que nunca logró Pablo Iglesias. La derecha no quiere que sea nuestra secretaria general ni que Yolanda Díaz sea la candidata a presidir el Gobierno. Pero lo serán. Y tendrá que acostumbrarse. Podemos es una fuerza que ha resistido todos los ataques. Es cierto que hemos sufrido bajas y que han abatido a unos de nuestros comandantes. Pero lo importante es el partido.
¿Funcionará la bicefalia de Belarra y Díaz después de Iglesias?
—Tenemos que acostumbrarnos. Estamos en el momento de no jugarlo todo al tiempo de los líderes mediáticos. Me gusta el modelo del PNV cuando, por ejemplo, su portavoz parlamentario se reúne con la ejecutiva del partido para decidir si apoya o no una investidura. Ione Belarra representa lo mejor de Podemos. Y viene con algo que terminará con algo que no valoramos en nuestros orígenes: la enorme presencia masculina. Es una persona dialogante. Es lo que necesita Podemos tras el liderazgo fuerte y vertical de Pablo Iglesias. Abre oportunidades que parecían cerradas. Es la mínima continuidad y la máxima novedad deseable. Por eso la apoyo.