Nico Neusmeier es un alto ejecutivo nacido en Holanda y que ha desarrollado toda su actividad profesional en Alemania. Conoce a la perfección Mallorca por la división turística y hotelera del grupo alemán Schörghuber. Su visión sobre el turismo, sostenibilidad y apuesta por la calidad será objeto de debate entre hoy y mañana en Son Claret en el encuentro Neu Denken.
Durante meses se ha hablado de si la pandemia podría acelerar el abandono del turismo de masas en favor del turismo de calidad. ¿Qué opina?
—Comparto esta previsión. Ya estamos viendo, tras las primeras semanas de apertura, que el turismo de calidad en particular está volviendo a la Isla. El alto poder adquisitivo que genera y las expectativas de los huéspedes de un modelo de turismo sostenible, es lo que puede dar un impulso positivo al desarrollo de Mallorca.
¿En qué modo pueden influir los fondos Next Generation?
—Ahora se trata de gestionar este cambio en el marco y con la máxima utilización del fondo de reconstrucción de la Unión Europea. Se trata del paquete de medidas de recuperación más importante en la historia de la Unión Europea y sienta las bases de una transformación ecológica y digital de nuestra economía
¿Considera que el turismo de calidad es deseado en la Isla?
—Veo tanto la voluntad política como un gran número de iniciativas legislativas concretas para transformar el modelo turístico de la Isla en uno sostenible y de valor añadido. Tomemos solo la ambiciosa Ley de Cambio Climático y Transición Energética de 2019: refleja una clara voluntad política de definir un modelo turístico basado en la sostenibilidad. El hecho de que el Govern busque el intercambio con expertos, incluyendo a Arabella Hoteles e Inversiones a la hora de redactar estas leyes, es algo que celebro mucho.
¿Cómo ve Mallorca dentro de diez años?
—Mallorca reúne todos los requisitos para una prosperidad sostenible: clima, paisaje, cultura, infraestructuras y la generosidad de los habitantes de la Isla. Este tesoro debe protegerse y desarrollarse cuidadosamente: a través de un turismo de calidad que permita a toda la economía participar del valor añadido. Este camino conduce a través de nuevas ofertas de ocio, también durante todo el año, más allá del sol y la playa. Y conduce a través del modelo de circularidad, que no sólo permite una creación de valor más sostenible sino también una participación más amplia en ella.
¿Cuáles han sido los retos para un grupo empresarial familiar que opera en todo el mundo?
—Estábamos dando a conocer nuestros ambiciosos objetivos de crecimiento en la empresa, nuestra mayor atención al desarrollo de nuestros empleados, nuestra digitalización y nuestra ofensiva de sostenibilidad cuando la COVID se nos vino encima. El reto principal era implicar a los empleados en este despertar y dejarles claro que estábamos trabajando a fondo para defender su salud contra la pandemia. La interacción ha sido clave para ello.
¿Cómo ha superado su grupo la crisis derivada de la pandemia?
—La situación fue dura en la hostelería: la mayoría de nuestros 16 hoteles estuvieron cerrados durante meses y cientos de empleados tuvieron jornadas reducidas, el 90 % en Mallorca.