Cómo se aborda el proceso de vacunación contra el coronavirus de las personas cuya situación en Baleares es irregular, o la de colectivos vulnerables, especialmente susceptibles al desamparo y la pobreza. Y qué hay de aquellas personas que viven entre nosotros, con las que nos podemos cruzar a diario en las calles o el transporte público, pero simplemente no constan en los listados de empadronamiento con los que la Conselleria de Salut tramita las citas para recibir las dosis. Se trata de una duda razonable a medida que avanza el proceso de vacunación contra el coronavirus en las Islas, y la cuestión no es baladí, pues este grupo de personas abarca probablemente una cifra nada desdeñable.
Lo primero que hay que observar es que en Baleares, del mismo modo que en todo el país, se vacuna en base a la población empadronada, lo cual arroja diferentes casuísticas y situaciones. Pensemos por ejemplo en las personas que residen en Mallorca, a pesar de que su empadronamiento consta en otra propiedad, en un país extranjero. Si esa persona no ha regresado a su país para vacunarse y quiere recibirla aquí queda a expensas del criterio unificado por el Consejo Interterritorial, y probablemente se encuentre con algunas dificultades como las expuestas en su día por un matrimonio británico en la Isla, que con mayor o menor esfuerzo podrán solventarse a la espera de los acuerdos de compensación entre los distintos gobiernos.
Otro colectivo especial, en el que el proceso de vacunación cuenta con ritmos propios, lo constituye la población que en estos momentos está cumpliendo una pena en prisión. En el caso de la cárcel de Palma fuentes de la Conselleria de Salut apuntan que ya ha sido inmunizado el total de los reclusos. En este tipo de centros la campaña de vacunación no presenta grandes contratiempos logísticos, y se lleva a cabo de un modo parecido a como se produce en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), para aquellas personas localizadas al entrar de forma irregular en nuestro país e ingresadas en ese tipo de instalaciones.
Pero en ocasiones el trabajo no es tan sencillo. En ocasiones la tarea ingente se plantea a la hora de localizar a las personas para informarles sobre el derecho de recibir la vacuna y la conveniencia de su administración. Es el caso de los llamados colectivos vulnerables, que aglutinan tanto a personas drogodependientes en situación de exclusión como a personas sin hogar. Para ellos el Consejo Interterritorial ya fijó una posición común. Para todos ellos el procedimiento consiste en recibir la dosis única de Janssen, dada la mayor complejidad de la vacunación en este tipo de personas, que en muchas ocasiones presentan problemas importantes de salud mental y física.
Fuentes de Salut confirman que en Baleares han empezado a vacunar a estos colectivos vulnerables esta misma semana, en concreto este pasado miércoles se administraron unas 75 vacunas a personas sin hogar de Palma. Los encargados de inyectarlas son siempre los profesionales sanitarios del Govern, pero a su labor contribuyen de forma decisiva desde Creu Roja, la ONG que ha abordado la vacunación de esta franja concreta de personas vulnerables con las que ya trabajan desde hace tiempo desde un punto de vista asistencial. Dicho de otro modo, el Ejecutivo recurre a las redes tejidas en las calles por aquellos que nunca las han abandonado, ni antes ni después de la COVID, para atender y socorrer a quien más lo necesita.
«Somos los encargados de realizar la tarea de acompañamiento de estas personas, les informamos y ellos deciden si quieren vacunarse o no», explican desde la organización sin ánimo de lucro, que próximamente abordará la vacunación de personas sin hogar en distintos asentamientos de la Isla y también de Ibiza.
En este sentido, las autoridades competentes se apoyan en las aptitudes y el bagaje de la sociedad civil con contrastada trayectoria para llegar a los espectros más problemáticos de la sociedad. Para que juntos dejemos atrás la pandemia de coronavirus sin olvidarnos de nadie.