Mallorca no es ajena a la fiebre por las bicicletas que recorre prácticamente todo el mundo. Durante el 2020, y solo en España, se vendieron más de 1,5 millones de bicis, lo que supone un aumento del 24,1 % respecto a 2019. La Isla, de hecho, es un territorio idóneo para el uso de este vehículo por la orografía del terreno y el buen clima.
Este ‘boom' por el deporte del pedal tiene su reverso, como coinciden en afirmar Enrique Riera, encargado de la tienda Bimont, y Joan Gomila, socio de Ciclos Gomila, otro establecimiento dedicado a la venta de estos vehículos.
«Según dicen –explica Gomila–, el aumento mundial de ventas es del 40 %, pero en mi negocio apenas lo hemos notado. Lo cierto es que hemos bajado un poco las ventas porque tenemos menos bicicletas. El problema es el transporte; los fabricantes dicen que han subido la producción, pero comercializan el producto en países que tienen una logística mejor que la de aquí».
Problemas de ‘stock'
Enrique Riera dibuja un paisaje menos desalentador: «En 2020 casi duplicamos el valor de las ventas del año anterior. Como la pandemia ha sido mundial, las ventas se han supeditado a si el país estaba abierto o no al comercio. Por ejemplo, Alemania estaba abierta, compró todo el stock de Orbea y agotó el mercado español. La producción mundial no da abasto para un incremento del 450 %. Una industria puede crecer un diez o un veinte por ciento al año, pero un 450 % es inasumible. Hemos vendido muchas bicicletas y viviendo del stock, pero hace un mes y medio que recibimos menos producto. Por suerte, nosotros tenemos bicicletas disponibles (en la tienda hay más de cien) pero no todas las tiendas han podido hacer acopio».
La principal preocupación de Riera es que «cuando le explicas a un cliente que ya viene de cuatro tiendas que no tienes bicicletas disponibles, pierde la motivación de comprar». El empresario lamenta que «las personas que adquieren las más caras (algunas superan los 10.000 euros) suelen ser millonarios que tienen pocas nociones de este deporte».