La última vez que coincidí con Biel Company fue el pasado 8 de mayo. En Campos, a la salida de un concierto de Tomeu Penya. Ese día tuve claro que no sería el próximo candidato del PP al Govern. No expresó nada que detalara lo que hoy ha hecho oficial. Pero hay cosas que no escapan a la metafísica de la intuición y el instinto. Y más en caracteres como el de Company, poco dados a la doblez.
La decisión del ex conseller de Agricultura de José Ramón Bauzá de no presentarse a la reelección como presidente del partido es, sin duda, la mejor que ha tomado como tal. Sobre todo por el momento político en que la adopta. Ahí está su enorme éxito.
La victoria de Isabel Díaz Ayuso en la comunidad autónoma madrileña ha relanzado la siglas del PP. Sus afiliados y simpatizantes han recuperado parte de la ilusión y el orgullo de militar y votar al partido de José María Aznar, Mariano Rajoy y Pablo Casado. Sin embargo, tanto en Baleares como en el resto de comunidades españolas, la rentabilidad del ‘efecto Ayuso' depende en esencia de la capacidad canalizadora de los líderes regionales, de la que no se escapa ni el presidente nacional del partido. Una capacidad, la de encauzar esa ilusión y orgullo recuperados en Madrid, de la que Company carecía.
Además, a este hándicap hay que añadir otras dos desventajas para el de Sant Joan: ser el candidato preferido de Francina Armengol y contar entre las filas del PP balear con una persona que reúne muchas de las condiciones necesarias para encarnar sin imposturas el estilo imprimido por Ayuso. Esa persona es Marga Prohens, una candidata que puede dar batalla política a Armengol, como mínimo, en una igualdad condiciones de la que nunca pudo disponer Company.
En un campo, el político, donde la lógica no es una constante habitual, la decisión de Biel Company de abandonarlo, precisamente en este determinado momento, constituye un verdadera exhibición de racionalidad. Poco importa ya si tal decisión ha sido adoptada de forma totalmente personal o parcialmente inducida. Lo importante es que la ha tomado y es la mejor posible para el partido que, durante los últimos cuatro años, se ha esforzado en apuntalar. No sin habiendo aportado en su día algún gramo de ruina.