El euribor a 12 meses cerró el pasado mes de abril en el -0,484 %, lo que representa un ligero incremento respecto al -0,487 % del mes de marzo. Ante esta situación, cabe preguntarse si el referencial más utilizado en los préstamos hipotecarios a tipo variable de España ha iniciado un cambio de tendencia, que se traducirá en un encarecimiento de las hipotecas.
Pau A. Monserrat, economista y CEO de FuturFinances.com, considera que es posible que estemos ante una senda de aumento del euribor, pero precisa que «con una pendiente muy plana, es decir, que la velocidad de encarecimiento de las hipotecas a tipo variable será muy lenta».
Monserrat explica que «hay entidades financieras dispuestas a dejar dinero a 30 años cobrando un tipo de interés nominal por debajo del 1%. Si asumimos que pretenden ganar dinero, eso significa que no creen que el euribor esté en cotas positivas en décadas vista».
Por otro lado, apunta que «cuando la economía Europea salga con fuerza de la crisis pandémica, como muy pronto el año que viene, es probable que el euribor adquiera una senda creciente (siempre en valores negativos) más intensa».
En este punto, matiza que no afectará a todos los hipotecados porque «en estos momentos algo más del 50 % de las hipotecas en España se firman a tipo fijo. Eso significa que, más de la mitad de los nuevos hipotecados no tendrán que preocuparse por las futuras fluctuaciones del euribor». El economista y CEO de FuturFinances.com conclute que lo más probable es que convivamos con tipos negativos durante bastantes años».
Por su parte, Luis García Langa, director de Corredordefondos.com, sostiene que «a corto medio plazo lo normal es que suba el euribor». En este sentido, argumenta que «las políticas monetarias expansivas ya se están poniendo en entredicho y los mercados adelantan una subida de tipos reales (no el oficial que vendrá después) y ya hemos visto desde subida del euribor a subida de letras y bonos del tesoro en toda Europa».
Además, añade que «o hay que olvidar que la inflación se está normalizando, incluso en España la última sorprendió marcando un 1,50 % interanual, con lo que para que no se caliente la economía el BCE debe replegar velas como ha empezado a hacer ya el Banco de Canadá (lo que se conoce como tapering)».
García Langa explica que «los primeros impactos para los deudores a tipo variable no son muy altos, ya que venimos de muy abajo. Lo normal, y lo más sano financieramente, sería ver cómo la tendencia de subida de tipos sea duradera y veamos el euribor por encima del 2,50 en un tiempo».
Ante este panorama, plantea la duda de si sería posible que vivamos en tipos muy bajos durante mucho tiempo. En su opinión, «si hay inflación porque la economía va bien, los tipos subirían, pero la economía está muy endeudada (familias, empresas y administraciones públicas) con lo que una subida de tipos provocaría una nueva crisis que haría caer la inflación y, por lo tanto, los tipos de interés de nuevo. Es decir, podríamos pasar a una economía a la japonesa con rangos muy estrechos de tipos de interés mucho tiempo, ojalá no sea así, y cuando haya que subirlos la economía los aguanta para que queden consolidados, lo tendríamos que saber en 2-4 años».
Por último, José Pérez-Montiel, profesor adjunto, explica que «las causas de las tasas de interés negativas son políticas y están vinculadas, por una parte, al rescate de empresas sobre endeudadas y en quiebra. Por otro lado, la política monetaria del BCE también persigue financiar la política fiscal de los estados a tasas reducidas para que la deuda pública no se dispare. Es decir, el BCE está ejerciendo de prestamista de última instancia».
En este sentido, apunta que «parece evidente que los fondos europeos de recuperación recientemente aprobados van a ser insuficientes. Además de que están sujetos a condiciones que, de cumplirse, tendrían efecto contractivo sobre la demanda agregada». Por ello, considera que van a ser inevitables «importantes paquetes de gasto público adicionales». A su modo de ver, «esta vez Bruselas no puede permitirse una recuperación a dos velocidades en la que la periferia quede de nuevo rezagada. Por tanto, es sensato pensar que los tipos de interés se mantendrán bajos por un largo periodo».