Miquel Pons dirigió Fuera de juego en 2020. Es un cortometraje dedicado a la LGTBIfobia en el fútbol. El Govern de les Illes Balears promocionó el corto en las redes sociales con el fin de dar difusión a un problema muy presente. El pasado 19 de febrero, con motivo del Día de la LGTBIfobia en el Deporte, la Fundación Balear del Deporte convirtió el cortometraje de Pons en un proyecto educativo, que se está difundiendo en los colegios de Balears.
¿Qué hay detrás del cortometraje?
—La intención va más allá de contar una historia homosexual. El fin es abrir los ojos al mundo del fútbol sobre este hetero-patriarcado que se ha formado a lo largo de la historia. Es una reflexión sobre las conductas que se toman en un campo de fútbol por parte de aficionados, entrenadores y jugadores.
¿Sufrió homofobia?
—Si me llega a hacer esta misma pregunta hace cinco años, le hubiese respondido que no. Después de crear a los personajes y escribir el guion, me di cuenta que lo que viven los protagonistas en el vestuario lo sentí yo cuando era jugador.
¿Cómo fue el proceso de creación?
—El corto nace del proyecto de fin de máster. Desde el primer momento quise contar una historia con mensaje que fuese reivindicativa y que contara la historia de dos personajes vulnerables en este ámbito. El proceso de creación fue estresante pero excitante. El corto contó con 300 euros de presupuesto y dos jornadas de rodaje. El equipo que trabajó en el corto se implicó al 100 % y eso es el mayor reconocimiento que puedo tener como director.
¿Cree que pueden surgir futuros proyectos derivados de esto?
—Sin duda, sí. Si hablamos a nivel audiovisual, Fuera de juego es un pequeña representación de la homosexualidad en el mundo del fútbol y en el deporte en general. Tengo la certeza que es una historia que puede dar mucho más de sí. Encima de la mesa estuvo la posibilidad de hacer una adaptación para ficción televisiva y no se descarta en un futuro. Pero, esto ya ha dejado de ser un proyecto académico y ahora, si queremos que Fuera de juego crezca, necesitará financiación y que la industria crea en ello y querer contar historias de este tipo.
¿Qué le planteó la Fundación Balear del deporte?
—La Fundación Balear de Deporte se puso en contacto para promover el corto en los colegios del Archipiélago. No solo era adquirir los derechos; desde el primer momento tuvimos claro que queríamos trabajar en otras actividades. Se barajó celebrar un coloquio donde los alumnos pudiesen exponer sus inquietudes sobre el cortometraje; además de talleres colaborativos sobre la temática de la LGTBIfobia en el deporte. Sin embargo, a causa de los estragos de la COVID-19 ninguna de estas se pudo llevar a cabo, pero no tengo ninguna duda que cuando todo vuelva a la normalidad retomaremos estas actividades pendientes.
¿Qué supone para usted la difusión que está recibiendo el cortometraje?
—Conseguir que Fuera de juego se haya convertido en un corto educativo y se esté proyectando en las aulas es haber llegado a un objetivo imaginario cuando empezó todo esto. Gracias del Govern, la entrevista en el programa Cinc Dies y este año a la Fundación Balear del Deporte, Fuera de juego se puede sentir orgulloso de la trayectoria que está consiguiendo.