La crisis sanitaria provocada por la pandemia ha derivado en una crisis económica sin precedentes en Baleares, la comunidad más golpeada del Estado por su gran dependencia del sector turístico. El año pasado desaparecieron cerca de 4.000 empresas.
Según los datos que maneja la Fundació Impulsa, la media de empresas de alta a la Seguridad Social a finales de 2020 se situó en 44.343. Representan 3.810 menos que las 48.153 de un año antes. En términos porcentuales, el descenso fue del 8,5 % y se trata de la caída más intensa registrada en un solo año en las Islas, según el director técnico de la entidad, Antoni Riera. En 2009, el primer año de la anterior crisis, la destrucción de empresas fue del 6,3 % y en 2012, solo del 0,7 %.
Estas cifras reflejan la dureza de una crisis que llegó de forma inesperada pocos antes del inicio de la temporada turística de 2020. Todos los indicadores económicos se desplomaron y la actividad lleva casi un año paralizada. Si bien la bonanza de los años anteriores, cuando se registraron récords en la llegada de turistas, ha servido a muchas empresas poder aguantar el parón, las hay que no han logrado sobrevivir.
Factura
«Estos datos demuestran la enorme factura de la pandemia para el tejido empresarial balear», lamentó la presidenta de CAEB y también de la Fundació Impulsa, Carmen Planas. Asimismo, destacó que el número de empresas que han desaparecido es aún mayor. «Hay muchas más que no aparecen recogidas en estos datos, ya que entre el segundo y tercer trimestre del año abren y cierran muchas empresas con una actividad muy estrechamente relacionada con la temporada turística y que el pasado año no llegaron siquiera a abrir», detalló Planas.
Desde la irrupción de la pandemia, muchos pequeños comercios y restaurantes se han visto obligados a bajar la persiana, aunque ha afectado a todos los sectores. Empresarios y asesores laboralistas ya temen un aluvión de concursos de acreedores a partir del próximo mes ante la falta de liquidez de muchas empresas. Las caídas de facturación superan el 60 % en muchos casos.
El impacto en el empleo no ha sido menor. Desde el pasado mes de marzo Balears ha liderado casi todos los meses la destrucción de puestos de trabajo, una caída que se ha paliado gracias a los expedientes de regulación temporales de empleo (ERTE). Mientras que la mayoría de trabajadores fijos o fijos discontinuos se han visto suspendidos de empleo, los temporales son los que se han llevado la peor parte, al no conseguir firmar un contrato. Balears ha sido una de las comunidades con mayor porcentaje de trabajadores afectados por un ERTE.
La afiliación a la Seguridad Social en 2020, de media, se contrajo un 8,7 %, lo que representa la destrucción de 44.270 puestos de trabajo. En 2019, por contra, se alcanzó un máximo histórico de trabajadores.