La Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades Renales de las Islas Baleares (Alcer Illes Balears) ha solicitado a la consellera de Salut que los pacientes renales sean prioritarios para recibir la vacuna contra la COVID 19.
La presidenta de Alcer en Baleares, Irene San Gil, ha explicado «la preocupante situación de vulnerabilidad que padecen los pacientes renales que han de acudir a hemodiálisis tres veces por semana o están trasplantados».
Por este motivo, ha pedido a Salut que incluya a los pacientes en tratamiento renal sustitutivo (diálisis y trasplante renal) como pacientes prioritarios para recibir la vacuna contra la COVID-19. Además, ha instado a que la inoculación se realice en los centros de diálisis, y no en los centros de Atención Primaria, «con el fin de evitar mayores riesgos de los que ya lamentablemente padecen».
San Gil ha defendido «la necesidad urgente de incluir a los pacientes en tratamiento renal sustitutivo como colectivo prioritario en el calendario de vacunación contra la COVID-19, dada su extrema vulnerabilidad de cara a un posible contagio, al contar con un sistema inmunológico mermado y, en la mayoría de los casos, con pluripatologías. A ello se añade el agravante de la necesidad de transporte para acudir a recibir el tratamiento, por lo que tienen contacto estrecho con muchas personas (conductores, personal sanitario y otros pacientes)».
Además, ha añadido que «existe evidencia científica sólida de que las personas con enfermedad renal crónica, especialmente los que se encuentran en tratamiento sustitutivo, tienen mayor riesgo de padecer una enfermedad grave derivada de la COVID-19, sobre todo durante la tercera ola que estamos sufriendo. Según el último informe de la SEN, la tasa de mortalidad de los pacientes renales en hemodiálisis es del 26,7 %, una incidencia; cuatro veces superior a la de la población general. Del mismo modo, los pacientes con trasplante renal son personas de alto riesgo por estar inmunodeprimidas».
Por todo ello, ha argumentado que «estos pacientes han de ser, junto con los pacientes con comorbilidades – ya reconocidas como especialmente vulnerables por el Ministerio de Sanidad –, prioritarios en la vacunación para evitar su mortalidad por la COVID-19».