La dirección del restaurante espectáculo Son Amar comunicó este viernes a sus trabajadores la extinción de sus contratos laborales porque 2021 «no será una vuelta a la normalidad ni siquiera parecido a 2019, año en el que vivimos las peores pérdidas económicas hasta la fecha». En una carta a sus empleados, la empresaria Margaret Whittaker lamenta «profundamente» esta «desesperada decisión».
EL CEO de Son Amar, Martyn Smith, precisó este sábado que la empresa que explota el restaurante-espectáculo de Bunyola ha rescindido el contrato a 98 trabajadores, pero que mantiene su vinculación contractual con otros 54 que en estos momentos se encuentran en ERTE o son fijos discontinuos. El directivo de la empresa reconoció que en su ánimo está poder abrir las puertas del establecimiento esta temporada, pero esta posibilidad es incierta en este momento.
El restaurante espectáculo como tal fue fundado en 1982 por Damià Seguí, que vendió el negocio a un grupo de empresarios liderado por Whittaker hace 13 años. En la actualidad tiene unos 120 empleados, una gran parte de ellos vecinos de Bunyola y Palmanyola. Algunos recibieron el anuncio y la carta de despido en mano en el propio complejo, y otros por teléfono o mail. Los trabajadores se encontraban en ERTE. El local estuvo abierto a principios del año pasado, pero cerró en marzo por el estado de alarma. En verano no pudo abrir, y apenas tuvo una discreta actividad desde entonces.
En la carta de despedida, la propietaria explica que «nos enfrentamos a unas pérdidas insostenibles hasta, al menos, final de 2022 como muy pronto». Y añade que su deseo es poner «las cosas en su sitio» para volver a crear puestros de trabajo y evitar «una situación tan desagradable como la actual». Margaret Withaker explica también que Son Amar lleva muchos años sin obtener beneficios, y desde 2007 funciona gracias a los beneficios de su otro negocio en Reino Unido, «que también se ha visto afectado de igual modo».
Withaker señala que «la falta de un apoyo gubernamental serio, para la industria de la oferta turística complementaria, nunca quitará nuestra ímpetu y pasión por ser creativos y garantizar que Son Amar vuelva a ser el centro de entretenimiento de Mallorca».
El complejo estaba en la actualidad en obras. El pasado septiembre la propietaria presentó un ambicioso proyecto que la pandemia desbarató.
Ubicada en el kilómetro 10,8 de la carretera que va de Palma a Sóller, la possessió de Son Amar ocupa una gran finca con una magnífica casa señorial del siglo XVI. Allí se gestó un proyecto, fundamentalmente artístico, que nació humildemente y que con el tiempo se fue transformando en un gran centro de ocio. Antiguamente se ofrecían allí barbacoas de lechona asada, pero la familia Whittaker se encargó de transformar el lugar en uno de los más importantes centros de ocio y espectáculo de Mallorca.
Un gran centro de ocio en una ‘possessió' del XVI
En Son Amar hay diferentes espacios y cada uno tiene su propia identidad y ambiente, lo que permitía adaptarlo a actividades diversas. Entre ellos destaca la Gran Sala, un magnífico teatro con un gran aforo en el que se representaban espectáculos de nivel internacional. Entre los títulos más reconocidos, se encuentran ‘Vampírika', ‘Hot Nights, Cool Moves' y ‘Mercury Rising'. Con el ambicioso proyecto de remodelación anunciado en septiembre de 2020, Whittaker quería convertir Son Amar en el gran centro de espectáculos de Mallorca: el House of Son Amar.