El Juzgado de Instrucción número 2 de Palma ha dictado un auto en el que se decide llevar a juicio al exconseller de Turisme Carlos Delgado al considerar que hay indicios de que se pudieron cometer delitos en el proceso de adjudicación de la concesión del puerto de Calanova. Ganó una empresa de Carlos Gelabert, amigo de Carlos Delgado, según apunta el juez.
La investigación parte de una denuncia en el año 2017 presentada por la empresa Portals Night SL por delitos de prevaricación, tráfico de influencias, fraude y negociaciones prohibidas a funcionarios públicos.
El juez considera que hay indicios de al menos dos de estos delitos, prevaricación y tráfico de influencias, y pide que se abra procedimiento contra Delgado, Carlos Gelabert, Joaquín Legaza, Felipe Elvira, Juan Jaime Birlanga y Francisco José López Hinojosa.
El juez señala que de las diligencias se desprende «indiciaria y racionalmente» la existencia de una relación de amistad y vínculos societarios y personales entre Carlos Delgado y Carlos Gelabert durante la adjudicación del concurso. También considera que hubo maniobras y premura en el inicio del procedimiento de adjudicación y considera muy significativo que el procedimiento se llevara a cabo directamente en la Conselleria de Carlos Delgado y no Ports de les Illes Balears.
«Lo que acontece en nuestro caso es que a partir de los vínculos personales y profesionales entre los investigados y de sus presuntas conversaciones y tratos (anteriores y coetáneos al proceso de concurso), resulta indiciariamente acreditada la existencia de una influencia o presión moral ejercitada por Gelabert sobre su amigo Delgado», concluye el juez en su auto.
Los whastapp y los teléfonos prestados por las parejas de ambos
El auto considera clave los mensajes de whatsapp aportados por la expareja de Carlos Gelabert, que presuntamente demuestran que durante el proceso de adjudicación Carlos Delgado y Gelabert tenían una relación fluida. También considera relevante que tanto Delgado como Gelabert no utilizaran sus teléfonos móviles, sino que recurrieran a los teléfonos de sus respectivas parejas de entonces para hablar entre ellos. Considera que esta forma de actuar es «anómala» y dice que la investigación policial apunta a que ello se debe a la «sospecha» de que podían estar siendo investigados por el asunto de la adjudicación.