Los restauradores de Mallorca salieron este martes a la calle para protestar contra el cierre de la hostelería y para pedir la dimisión de la presidenta Francina Armengol ante las nuevas restricciones para doblar la curva de contagios por la COVID-19.
«Ya no puedo más». Así de tajante fue este martes Mercedes Rando, que regenta una cafetería familiar en Palma. Esta crisis, contó, le ha abocado a que, a día de hoy, «tenga que tirar de los ahorros para seguir pagando las facturas. Cerrar el negocio supone no comer; solo pedimos trabajar».
Como Mercedes, este martes había en las calles de Palma miles de personas indignadas y molestas, sobre todo del sector de la restauración. Kike Martín y María Salinas, cocineros, acudieron a la manifestación con la chaqueta de oficio y con una máscara aludiendo a la muerte. «Este año hemos trabajado tres meses. No hacemos otra cosa que pagar, pagar y pagar impuestos. Es increíble la falta de ayudas y, si te las dan te ponen muchas pegas», reconoció este afectado, que añadió que «lo único que quiero es comer».
Desde el movimiento Ayúdanos@ayudar, Isabel Pedrosa explicó que ella y su familia están en una situación preocupante desde el inicio de la pandemia. «No tenemos trabajo, únicamente una ayuda puntual de la Cruz Roja y la Asociación Tardor», narró esta trabajadora, quien aseguró que son cinco en casa «y estamos sin trabajo».
Reanudar la restauración
«Mi mensaje es que podamos abrir con las medidas oportunas, que muchos cumplimos. O que el Govern sea equitativo: que las restricciones sean para todos o para ninguno». Tona González y Débora Rosales llevan una cafetería cerca de la Avenida Alemania. El sector hostelero, en general, se mostró claro ante la actual situación: «Queremos trabajar». Un mensaje que se repitió en diversas ocasiones.
A fin de hacer notar esa preocupación, muchos manifestantes echaron mano de disfraces, pancartas, accesorios u objetos que identificaran sus reivindicaciones, como es el caso de Xavier Comas, que regenta un negocio familiar en Palma. Con un cuchillo como si le atravesara todo el tórax, quiso plasmar que «me están sangrando diariamente pasando cobros y no tengo más dinero». Este empresario reconoció estar «harto» de esta situación y señaló estar en contra de las medidas implantadas por el Govern: «Han llegado tarde. Tenían que haber cerrado hace tiempo y confinar», opinó.
Por su parte, Markos Engelhardt, propietario de una pizzería, aseguró que «el Govern no nos ayuda y tengo a mis empleados sin cobrar el ERTE». Asimismo, explica que su negocio le reporta algo de dinero por el pedido a domicilio.
Entre los gritos, los afectados reclamaron a Francina Armengol «dimitir». Algunos insistieron en que «no podemos más» y lamentaron que este sector se vea abocado al cierre total en los próximos meses, dejando por detrás a centenares de familias sin cobrar.
La subida de la cuota de autónomos fue otra de las quejas que expresaron los empresarios y trabajadores que se manifestaron contra las restricciones decretadas por la presidenta Armengol. Todos los que salieron a la calle coincidieron en que «tenemos la necesidad de trabajar», ya sea en los bares, restaurantes, grandes comercios o gimnasios que permanecerán cerrados durante dos semanas, al menos.