Algaida, Formentera, Baleares, Deya (Deià), Calvia, Kalonge (Calonge), Palmanova, La Bonanova, Alcudia o Jaime I. En la localidad de Camas, de la provincia de Sevilla, se encuentra la Barriada de Mallorca con cerca de una veintena de calles con denominaciones en honor a lugares de las Islas. Este ensanche residencial fue creado a finales de los sesenta de la mano de Juan Lozano Meridiano, un mallorquín que llegó a Camas como administrador de la empresa familiar Salas Garau –de titularidad mallorquina– y acabó como alcalde del municipio durante los últimos 17 años de la dictadura franquista.
La barriada mantiene las mismas rotulaciones de calles desde su creación. El delegado de Hábitat Urbano, Miguel Marín, destaca el «honor» de dar a conocer «una pequeña parte de la historia de nuestro municipio, ya que si algo compartimos, además de la nomenclatura de nuestro callejero, es también un carácter abierto y amable con los mallorquines».
Antecedentes
Estos terrenos eran conocidos por La Mallorquina, donde se ubicaba una antigua fábrica de jabón que pertenecía a la familia Salas Garau. En 1968, Lozano Meridiano, administrador de la venta de dichos terrenos, trasladó la propuesta de parcelación al Ayuntamiento, surgiendo así la Barriada La Mallorquina. Durante los años setenta, Camas experimentaría una época de plena expansión geográfica. En 1974 se llevó a cabo el desarrollo urbanístico de dicha barriada, dentro de un Plan General, para conformar el ensanche residencial ubicado en el norte del centro histórico del municipio. «Resulta decisivo tanto el origen del alcalde del momento en la elección de la denominación de la barriada, como el origen de los propietarios de los terrenos (Salas Garau)», recuerdan desde el Consistorio sevillano.
Sin embargo, esta barriada, que con la expansión poblacional daría origen a la Barriada de Mallorca, se conformó mediante proyectos «irregulares» que no se resolverían hasta los siguientes años. Según recoge el blog Transición de Camas, sobre documentos históricos del municipio sevillano, se originaron denuncias vecinales contra la «ilegalidad de La Mallorquina», quienes señalaron anomalías en este proyecto. Diversos medios de comunicación dieron a conocer las construcciones de las dos barriadas sin urbanizar, alegando que dichos terrenos se habían vendido como suelo urbano sin serlo. Al parecer, todo aquello se resolvió cuando la Comisión Provincial de Urbanismo aprobó su legalidad en 1978.
A día de hoy, el barrio presenta unas 20 calles que recuerdan a lugares isleños y ofrece pinceladas históricas de balear. «En otras zonas residenciales propias del ensanche de aquellos años encontramos calles como Ibiza o Sóller, que emanaron de terrenos de otras familias de origen mallorquín como Vorcy», explican desde el Ayuntamiento de Camas.
La localidad demuestra así su arraigo con la historia balear por sus referencias callejeras.