El doctor Gutiérrez es responsable de la Unidad de Linfomas del servicio de Hematología de Son Espases. En noviembre participó en el Foro Eje Mediterráneo, un encuentro digital para poner en común los avances e innovaciones de Onco-Hematología y, en concreto, de la Leucemia Linfocítica Crónica (LLC).
Es la más frecuente de las leucemias pero se considera una enfermedad rara ¿por qué?
— Las leucemias en sí son enfermedades raras porque su incidencia en la población es baja. Hay de 30 a 50 nuevos casos por año. No es mucho si se compara con el cáncer del pulmón. Las agresivas son todavía más raras.
¿Qué es exactamente?
— Es un cáncer en el que las células malignas circulan por la sangre. Lo que pasa es que todos visualizamos las leucemias agudas, muy agresivas pero no son todas así, las células son maduras y hace que tengan un crecimiento lento y cronificado.
¿Es menos mortal?
— La enfermedad acaba siendo más prevalente de lo que parece porque mucha gente sobrevive, más del 60 %. También hablamos de personas mayores que pueden fallecer de otros motivos. Se pueden conseguir que no se alteren las expectativas de vida, aunque no siempre.
¿La pandemia ha afectado al diagnóstico de estos pacientes?
— Probablemente sí. Se ha reducido el acceso de pacientes a la sanidad al demorar visitas o analíticas. Ahora mismo en Son Espases estamos teniendo un boom de diagnósticos de personas que empezaron en marzo, mayo o abril y que no iban al médico por miedo. Estoy convencido que esto ha afectado, quizás los más graves sí los hemos diagnosticado pero ahora estamos viendo una oleada de casos y eso que en Balears hemos vivido la pandemia mejor que en otras comunidades.
¿Cómo se detecta?
— Este es un cáncer que se encuentra, de forma casual en personas asintomáticas, a través de analíticas normales. Si en el confinamiento se dejaron de hacer porque eran cosas menores, obviamente hay infradiagnósticos.
¿Qué opina del tratamiento contra la COVID en la que se utiliza plasma con anticuerpos de personas curadas para contener el avance de la infección?
— Es un tratamiento que ya se utilizó en la gripe española, a principios del siglo de XX. No había hecho falta recurrir a esto hasta ahora que había opciones limitadas para la COVID. Nuestro servicio colabora en un estudio de valoración nacional. Ya ha salido un trabajo que ha dicho que no se obtuvieron beneficios claros con esta terapia pero hay detalles técnicos que pueden hacer peor o mejor el resultado. Es una opción mientras no haya fármaco.
¿Es un paciente que tiene cáncer más propenso a padecer COVID, o a que su diagnóstico empeore?
— Se ha revisado y la conclusión es que lo más importante es la edad avanzada y determinadas patologías asociadas, ya sean cardiacas, renales, diabetes, hipertensión… Los cánceres de la sangre, como son del sistema inmune y además los tratamientos puede alterar su capacidad, pueden reducir la capacidad de defensa del sistema frente a la COVID pero pesa más la edad u otras patologías. También es cierto que nuestros pacientes se cuidan mucho y toman mucha precaución.
El servicio de Hematología elogió la calidad humana del político Joan Mesquida -recientemente fallecido- para afrontar su enfermedad.
— Lo traté personalmente y me pareció una persona extraordinaria, un ejemplo por su capacidad de lucha. Tuvo un linfoma linfoblástico, una leucemia aguda. Tuvimos que darle varias terapias, es de los pocos casos que hemos perdido porque tenía células resistentes que lo hizo todo más difícil. Usó todas las opciones aprobadas a nivel nacional con una entereza impresionante.
¿Qué innovaciones se están produciendo en el área de la Onco-Hematología?
— Siempre les digo a nuestros residentes (MIR) que estamos en un momento apasionante, en general en la oncología, porque hemos dado un salto espectacular desde el año 2000. Hemos pasado una era en la que todos los tratamientos estaban basados en la quimioterapia, que es muy tóxica y con resultados a veces reducidos; a tratamientos más específicos. Primero con anticuerpos monoclonales y ahora con el boom de las terapias diana, que son fármacos que actúan de forma específica en el metabolismo de células malignas.
¿Se está trabajando en la técnica de inmunioterapia CART?
— Es el futuro. No damos un fármaco sino células. Reeducamos los glóbulos blancos –las defensas– para que ataquen a la célula maligna. Parece ciencia ficción. Ahora mismo hay dos CART aprobadas y se ha limitado a muy pocos centros pero el nuestro está técnicamente habilitado y estamos pidiendo la acreditación. La semana pasada tuvimos una reunión y si nos la dan, el Ministerio nos tendría que autorizar.