Las más de 135 millones de unidades de productos desechables de higiene menstrual que se consumieron en Baleares durante 2019 generaron 1.600 toneladas de residuos. Es la principal conclusión de un estudio pionero de la Fundació Rezero que calcula por primera vez, en nivel europeo, el impacto medioambiental de estos productos desechables.
La entidad recibió una subvención de 3.900 euros de la Direcció General de Residus i Educació Ambiental para poder elaborar el estudio sobre la casuística en las Islas. Con el fin de reducir este impacto y concienciar a la ciudadanía de lo que comporta para el medio ambiente el uso de estos artículos de un solo uso, la coordinadora de la Fundació Rezero en Balears, Roser Badia, y el director general de Residus, Sebastià Sansó, presentaron ayer la campaña ‘Nuevo periodo. Por una menstruación libre también de residuos', que incluye los resultados del estudio.
Concluye que los productos menstruales desechables y las toallitas húmedas están entre los diez principales plásticos que se encuentran en playas y superficies marinas. Además, se ha estimado que el coste económico del Govern asociado a la retirada de los restos flotantes al mar sólo de productos menstruales, toallitas y otros residuos sanitarios es de unos 50.000 euros anuales.
«Es imprescindible difundir alternativas y recursos a los productos desechables, además de formar la ciudadanía más joven para conseguir el verdadero cambio de modelo», manifestó Badia. Asimismo, apuntó que «las empresas que dominan los mercados de los productos menstruales desechables no asumen los costes derivados de la gestión de sus productos».
Alternativas
La Fundación Rezero también ha elaborado la ‘Guía hacia una menstruación Residuo Cero', con información de las alternativas reutilizables y un directorio de puntos de venta de estos productos. Las actuales alternativas residuo cero a los productos menstruales de un solo uso que existen a día de hoy son las compresas de tela, la ropa interior menstrual, la copa menstrual, las esponjas marinas y el sangrado libre. La guía señala que si bien empezaron a aparecer en el mercado a principios del siglo XXI, su popularidad ha crecido en la última década.
Estas alternativas, además, suponen un ahorro económico. Se estima que el gasto anual de productos menstruales de un solo uso oscila entre los 749 y los 4.493 euros a lo largo de la vida.