Nadie habría podido nunca imaginar que el otoño de 2020 sería así. El Black Friday, un fenómeno comercial que llegó desde Estados Unidos para quedarse, representaba un aliciente para el pequeño comercio, en una temporada baja en la que el turismo escasea y sus ofertas y reclamos debían dirigirse más al consumidor local. Este fatídico año el ‘Viernes Negro' será más negro que nunca: las grandes superficies ya no son el único rival con el que competir, ahora la venta on line, el gigante Amazon y, sobre todo, la pandemia, ponen a prueba a un sector clave en la economía balear y que vive sus peores momentos.
Durante los meses de marzo, abril y mayo pasados las ventas en los pequeños y medianos comercios de Palma cayeron un 75 por ciento. La causa: la pandemia. Algunos han bajado la persiana ya de forma definitiva, se estima que serán entre el diez y el quince por ciento de todo el tejido comercial balear. Otros están a la expectativa de las ayudas públicas –que llegan con cuentagotas y tarde– para capear el temporal, con la esperanza puesta en la vacuna y en la recuperación del potencial turístico de las Islas. No en vano la falta de visitantes provocará que la economía balear descienda casi un treinta por ciento este año, la caída más acusada de toda Europa. Al miedo al contagio se suma además otro ingrediente letal: la pérdida de poder adquisitivo de miles de ciudadanos baleares, que han perdido sus empleos, se encuentran en ERTE o temen al futuro y prefieren cerrar el bolsillo.
E-commerce
Pero el virus ha tenido además otro efecto que perjudica especialmente al comercio de cercanía de nuestros pueblos y ciudades: durante el confinamiento y con las restricciones impuestas para preservar la salud pública, miles de ciudadanos han volcado sus ansias de consumo en el comercio on line. La posibilidad de comprar tranquilamente desde casa, de recibir el paquete en el propio domicilio y de pasar horas contemplando las infinitas posibilidades son ventajas que ya conocíamos, pero que ahora la pandemia ha puesto en primera línea.
Muchos comerciantes miran con desconfianza a su nuevo rival. Más allá de las grandes superficies, que ya se habían reservado una buena parte del pastel, ahora el gigante norteamericano Amazon y las cientos de tiendas –muchas chinas con precios sin competencia– en la web se presentan como escollos casi insalvables. La alternativa es poner en valor las ventajas de la proximidad, el trato humano, el consejo sabio de un experto vendedor, el poder ver, tocar y probar los bienes de consumo en vez de hacerlo desde una fría pantalla de ordenador o de móvil. Y está también la idea de subirse a la ola de la venta on line: los cursos de formación para digitalizar los comercios están viviendo su particular agosto entre los afectados por el desastre en las Islas.
Aunque el Black Friday ha perjudicado al pequeño comercio en general, cabe destacar el esfuerzo de las tiendas y mercados minoristas por buscar alianzas estratégicas para empezar a vender online. Aunque resulte contradictorio, la llegada de gigantes tecnológicos como Amazon está colocando la digitalización y la venta a través de la web en el centro de la estrategia de crecimiento también para el pequeño comercio.
El negocio tradicional se enfrenta a una encrucijada: realizar una transformación digital persiguiendo nuevos horizontes comerciales, o asociarse con el sector de la logística, ya sea como punto de entrega donde el comprador puede recoger sus envíos, o vendiendo a través de estas plataformas sus productos. Puede que los márgenes no sean tan altos, pero se podría equilibrar con un crecimiento exponencial de sus ventas. Una tercera vía para la recuperación y subsistencia del pequeño comercio, el de toda la vida, consiste en apoyarlo presencialmente, adquiriendo sus productos con la seguridad de estar recibiendo una atención absolutamente personalizada.
Un avance no exento de polémica en opinión de Toni Fuster, presidente de la Asociación del Pequeño y Mediano Comercio de Mallorca (PIMECO): «Amazon es la competencia más brutal que he visto, destruye muchos puestos de trabajo y se aprovecha de la gente que quiere vender por Internet pidiéndoles un porcentaje desmesurado de la venta. Hay que comprar en el pequeño comercio, y el consumidor debe tener claro que es totalmente seguro, porque se están respetando todos los protocolos de sanidad para garantizar la seguridad».
Días de euforia
Para muchos el Black Friday se ha convertido en el pistoletazo de salida de las compras navideñas. Los comercios y grandes superficies aprovechan estas fechas para liquidar sus existencias, mientras que los compradores, en pleno éxtasis consumista, se encandilan con los ‘neones' de suculentos descuentos. Pero lo cierto es que mucho de lo que se anuncia como gran oferta no lo es tanto.
Con todo, el gasto medio por persona en estos días se situaba en torno a los 262 euros, según estudio realizado por el banco Cetelem en 2019, aunque este año todo son incógnitas. En cuanto a las comunidades autónomas que más gastan, Baleares se sitúa en tercer lugar, solo superada por Cantabria y Canarias, según se desprende del portal Rastreator. No obstante, estas cifras en año de pandemia se presentan como una referencia incierta, ya que si bien es predecible que desciendan las ventas presenciales, todos los indicios apuntan al repunte del e-commerce, equilibrando de este modo el balance global. Lo confirman los datos facilitados por la Asociación de Transportistas de Baleares, que prevé un incremento del 30 % en las ventas online con respecto al ejercicio de 2019.
Lo más vendido
Tecnología, imagen y todo tipo de gadgets suelen lideran las ventas del Black Friday. Justo por detrás se sitúan las prendas de ropa, calzado y complementos, seguido de productos de entretenimiento, salud y belleza, según adelanta Antonio Sánchez, relaciones externas de El Corte Inglés. Asimismo, el consumidor comienza a valorar los métodos de pago fraccionados, adaptados al medio digital y enfocados no solo en ofrecer mayor flexibilidad al consumidor, sino a impulsar el volumen de ventas del comercio al aumentar la capacidad adquisitiva del comprador. Lo corrobora Sánchez: «Recientemente hemos notado un incremento en ventas financiadas, tanto online como físicas».
En cuanto al volumen total de ventas, el portavoz de estos grandes almacenes reconoce que «este Black Friday va a ser especial, no lo podemos comparar con años anteriores, las ventas serán menores seguro. Pero, dado lo extraordinario de estos tiempos, hay que pensar que servirá para reactivar las ventas de cara a Navidad». Dicha reactivación implica la creación de puestos de trabajo, «nuestra previsión para esta campaña, que se alargará hasta las rebajas de enero, está en la contratación de en torno a unas setenta u ochenta personas». Una última cuestión relevante: ¿Supera la venta online a la física? Según Sánchez «el formato online va ganando terrero, pero a día de hoy la venta física sigue siendo mayor».