La Unidad de Neonatología del Hospital Universitario Son Llàtzer ha puesto en marcha el proyecto «Una sonrisa-un vínculo» por el que dará a los padres de los niños prematuros ingresados una mascarilla que permita verles el rostro.
Esta iniciativa, anunciada por el Día Mundial del Niño Prematuro en un comunicado de la Conselleria de Salud, ha sido posible gracias a la colaboración de la Federación de Asociaciones de Implantados Cocleares de España (AICE).
Son Llàtzer ha organizado para esta semana diferentes actividades para reconocer, difundir y garantizar los derechos del prematuro y de sus familias y colaborar en la reducción de la prematuridad y sus consecuencias.
Cada año se registran al menos 15 millones de partos prematuros, antes de la 37 semana de gestación. En Son Llàtzer, el año pasado nacieron 146 prematuros, y una cuarta parte de ellos menores de 32 semanas y con menos de 1,5 kilos de peso, número que supone un 5 % de todos los nacimiento.
La doctora Filgueira, neonatóloga del hospital, explica que cada prematuro tiene derecho a recibir atención adecuada a sus necesidades, considerando sus semanas de gestación, su peso al nacer y sus características individuales.
«Cada paso en su tratamiento debe ser dado con visión de futuro -según el tercer punto del Decálogo de derechos del niño prematuro, avalado por la OMS y Unicef- y en esta visión, desde el presente con mirada al futuro desarrollo, queremos hacer especial mención al impacto que la pandemia ha tenido sobre el cuidado y la atención de los niños más frágiles», ha añadido.
Por ello, la Unidad de Neonatología de Son Llàtzer ha puesto en marcha este proyecto para dar a los padres una mascarilla que permita verles el rostro.
Según la neonatóloga, con la situación de emergencia sanitaria, se ha tenido que limitar el aforo de personas, se ha instaurado la obligatoriedad de llevar mascarilla y se restringido el acceso a los abuelos. «Es importante tener en cuenta todos estos factores cuando trabajamos con niños en pleno desarrollo cuyo principal vínculo comunicativo, el rostro, la expresión facial, se ve ocluida por una mascarilla, lo que los aboca a una escasa conexión emocional con sus cuidadores principales aspecto que nos preocupa. La pandemia no puede ser un condicionante en su evolución», advierte.
La especialista recalca «la importancia de la mirada en el desarrollo tiene un carácter tanto emocional como intelectual: posee un significado especial en el establecimiento de vínculos tempranos y desempeña un papel importante en el proceso de obtención de información acerca del mundo y las emociones».
«Cuando un bebé mira a los ojos y el rostro de sus padres, comienza a hacer asociaciones: entre comida y quién la proporciona, entre voces y personas, entre sonrisa y lo que significa estar alegre o sentirse querido. Este hito del desarrollo contribuye notablemente a la adquisición de capacidades infantiles como calmarse y controlarse, implicarse y relacionarse con los demás e iniciar y responder a distintos tipos de comunicación», añade.
Entre las iniciativas organizadas por el personal de la Unidad de Neonatología, explica Elena Torrens, supervisora de la Unidad, está el registro de las huellas de los bebés -que se regalan a los padres-, la elaboración de felicitaciones para poner en las incubadoras y en las cunas, la confección de una tarta de pañales y colgar calcetines de niños prematuros nacidos en la Unidad aportados por algunos padres.