La detección de la COVID-19 es una prioridad máxima con la finalidad de frenar los contagios. El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Joan Carles March, explica que las tres pruebas que existen actualmente para detectar esta enfermedad son las PCR, los tests de antígenos y los tests de anticuerpos. Aunque se están desarrollando más tests para detectar el coronavirus, aún no tienen la fiabilidad necesaria.
La PCR es la más prueba utilizada y la única que resulta fiable al 100 %. March explica que es una técnica por la que se induce a los genes a replicarse tal como hacen en la naturaleza, pero de forma muy acelerada. Las ventajas de la PCR son que está establecida y comercializada por multitud de compañías y se adapta a nuevos virus de forma muy rápida.
No obstante, advierte que también presenta dificultades, como que al ser tan sensible es muy vulnerable a la contaminación. «Por eso es necesario ser muy estricto en todo el proceso y necesita personal altamente especializado. Además, requiere instrumentos complejos, precisos y caros, por lo que deben centralizarse las muestras en laboratorios con personal especializado, también para saber manejarlos de forma fiable». Otros inconvenientes son que tarda mucho en obtener resultados (horas), a lo que se añade el tiempo de transportar las muestras al laboratorio y devolver los resultados. Además, tiene un coste relativamente elevado (aunque el test solo cueste unos 10-15 euros por muestra, hay que contar los gastos de personal, mantenimiento y coste de los equipos, transporte y manejo de las muestras, etc).
Los tests de antígenos últimamente han tenido y tiene un peso importante. «Esta prueba se hace por vía nasofaríngea, como ocurre con los PCR, pero el hisopo debe introducirse por los dos orificios nasales. El resto de la operatividad se asemeja un poco a la prueba del embarazo. Son pequeños dispositivos rectangulares con unas gotas que sirven de reactivo y se esperan 15 minutos; lo que se busca es los antígenos que están presentes en la superficie del virus. Detectar su presencia con la prueba supone la confirmación de una infección activa», explica el especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.
Los test de antígenos pueden detectar proteínas de la COVID-19 desde dos días antes de la aparición de síntomas, y la primera semana después del debut de la enfermedad. La eficacia media es superior al 95 %. Además, su coste es sensiblemente más barato que el de las pruebas PCR: 4,5 euros, por los casi 100 de las PCR.
Por su parte, el test serológico detecta anticuerpos, lo que supone que la persona analizada tuvo el virus, pero ya no lo tiene activo. Los test serológicos rondan los 60 euros en laboratorios privados.
March informa que los test serológicos se realizan con una muestra de sangre y detectan los anticuerpos de la COVID-19, por lo tanto, a los inmunes. Sin embargo, advierte que no detectan el virus en los primeros siete días de infección ni tampoco si alguien es asintomático.