Desde este jueves entró en vigor el nuevo Código Técnico de Edificación, que obligará a las nuevas edificaciones a contar con nuevas medidas que lucharán contra el cambio climático. El jefe del área técnica del Col·legi Oficial d'Arquitectes de les Illes Balears (COAIB), Joan Bauzà, explica que desde ayer aquellos proyectos que se presenten a los ayuntamientos ya tienen que cumplir con estas condiciones, derivadas de la directiva europea que actualiza los requisitos mínimos de eficiencia energética para la construcción.
¿Por qué se adapta la construcción al cambio climático?
—Es un tsunami, que lo ves venir y no lo puedes ganar. Si estás bien adaptado, las consecuencias serán menores. El cambio climático se puede combatir desde el punto de vista de la construcción. La edificación, tanto su construcción como su uso, supone entre el 30 y el 40 por ciento de emisiones de CO2 que se produce en el mundo, solo por detrás del transporte.
¿Por qué hemos tardado tanto en adaptar las nuevas construcciones?
—Tenemos un clima bueno en los meses de invierno, a lo que se suma un verano con uso de aire acondicionado. Los latinos desde siempre vamos con el último tren en materia medioambiental y energético por el clima benévolo. Europa insiste en que mejoremos desde la crisis del petróleo, en 1973. Pero España aprobó la primera norma técnica en 1986 y no se volvió a modificar hasta 2006, cuando ya estaba obsoleta.
¿Nuestras construcciones no son eficientes?
—Muchos edificios existentes cuentan con características térmicas malas que precisan de intervención. Y la Unión Europea nos pide edificios nuevos mejores desde el punto de vista energético. No solo a nosotros. Bruselas insiste a todos los países para mejoras energéticas: usar mejor y gastar menos. A esto se suma que el confort de ahora no es el de hace 50 años. Hacemos uso del aire acondicionado, pero en edificios deficientes con carpinterías malas. El frío y el calor se pierde por las paredes.
¿Qué cambios pide la UE?
—Los edificios que se construyan a partir de ahora deberán consumir menos. En cuanto a la energía, debe consumir menos o producir parte o toda la electricidad. El objetivo es consumir menos agua y que el uso de la energía de origen fósil debe ser casi nulo a cambio de energía verde. Hay que conseguir la máxima eficiencia posible.
Las nuevas construcciones cumplirán con estas medidas del cambio climático, ¿qué ocurrirá con el resto en Balears?
—La mayoría de edificios son anteriores a 1980. El 56 por ciento de éstos no tienen aislamientos ya que se construyeron antes de que se aprobara esta normativa. Los edificios nuevos supondrán entre el 5 o el 7 por ciento en 2050. Ahora, el gran trabajo que hay que hacer es invertir con subvenciones en estos edificios ineficientes. Serán pocos los edificios nuevos que tengamos, hay que mejorar los ya existentes.
¿Estos nuevos requisitos encarecerán la vivienda?
—En la década de los 70 un 4L consumía muchísimo. Hoy en día los nuevos coches no consumen igual y se asume que hay que pagar más. Un edificio de consumo cero vale más pero amortizas la sobreinversión, que es del 5 o 10 por ciento, en dos décadas. El coste de mantenimiento está por muy debajo de un edificio de 20 ó 30 años. Eso sí, el consumo energético es solo una parte de la sostenibilidad. También hay que tener cuenta los materiales de Kilómetro 0 o la reutilización de agua, pero su implantación hoy no es una obligación.
En las nuevas VPOs del Govern ya se tienen en cuenta estas medidas.
—Es una tendencia que se debería potenciar. La Ley de Cambio Climático balear impulsa la sostenibilidad en los edificios de titularidad pública: con eficiencia energética, materiales de Kilómetro 0, la reutilización de agua, reducción de residuos… Hay que ir en esta dirección. Los primeros que deben empezar a aplicar la Ley de Cambio Climático son los edificios públicos.
La propagación del fuego y el gas radón, a tener en cuenta
El nuevo código técnico también se fija en la salubridad, evitando el gas radón, que supone la segunda causa del cáncer de pulmón. La normativa europea obliga a los técnicos a evitar concentraciones de gas radón, que afecta a Manacor, Valldemosa, el centro de la Isla y la Serra, Sant Llorenç, Artà. Por otro lado, las fachadas deberán contar con un material que evite la propagación del fuego.