¿Ha tenido mala suerte? Más bien no ha podido sobrevivir a los elementos humanos que dificultan la supervivencia de una vida sencillamente natural.
Un ejemplar adulto de milana fue tiroteado con perdigones en pleno confinamiento. Concretamente, la milana fue hallada malherida el pasado 1 de abril en Cala Murada (Manacor). Trasladada al Consorci de Recuperació de Fauna de ls Illes Balears (Cofib), consiguieron salvarle la vida. No fue necesario intervenir quirúrgicamente, pero sí hubo que aplicar suturas y curas periódicas, e iniciar un proceso de rehabilitación.
Una vez recuperada, el GOB implantó a la milana un GPS de seguimiento y finalmente fue liberada el 2 de junio en Son Tries, en Esporles. Habían sido dos meses de tratamiento. El pasado 4 de septiembre, la misma milana fue hallada muerta en es Pujol (Santanyí). La causa: electrocución en la red.
En dos ocasiones, esta milana tuvo que enfrentarse a los obstáculos que le interpuso la actividad humana, legal o ilegal, en su desarrollo como ave en libertad. En la primera ocasión, tuvo la suerte de que alguien la encontrara y la trasladara al Cofib. No pudo sobrevivir al segundo obstáculo, en forma de red eléctrica.
Toni Muñoz, del GOB, destaca que «al cabo de dos días de su liberación en Esporles, esta milana ya había regresado a su territorio, en el Llevant de Mallorca, que era el que conocía y donde sabía encontrar su alimento. Es una especie en peligro de extinción en España y en Mallorca, pero en la Isla está mostrando señales de recuperación. Hace unos años, su principal causa de mortalidad era el veneno. Ahora es la electrocución. Se ha avanzado indudablemente en estos últimos años, pero queda camino por recorrer en la protección de las redes para evitar la electrocución de las aves».
Ivan Ramos, jefe del Servei de Protecció d'Espècies de la Conselleria de Medi Ambient, señala que «las muertes por envevenamiento o electrocución, como en este caso, no son ínútiles, pues nos dan información sobre los peligros para las aves en determinadas zonas. De hecho, si se produce una electrocución, se activa un protocolo por el que Endesa procede a la protección de la red eléctrica de la zona de detección del ave muerta y en un mes ya está instalada».