El servicio de Ginecología y Obstetricia del hospital Son Espases ha sido el primero en encontrar una solución para dar salida a la elevada lista de espera de sus pacientes y, un día a la semana, ha empezado a operar en las instalaciones de Creu Roja.
«La opción fue una salida muy buena que encontramos a raíz de la necesidad, ya que aumentaba la actividad en nuestro servicio pero los quirófanos estaban todos ocupados», explica el doctor Octavi Córdoba, jefe de Ginecología de Son Espases. «Para operar teníamos que ir a otros servicios o hacerlo en turno de tarde con todas las complicaciones que implica», añade. Y es que las operaciones desplazadas de centro son ambulatorias y no requieren ingreso hospitalario pero deben hacerse en horario de mañana puesto que el paciente se queda unas horas en el hospital. «Por la tarde no podríamos garantizar que estuviera bien para salir antes de la noche, es justo de tiempo», señala el doctor Córdoba.
Los resultados son tan buenos que otros servicios del hospital de referencia se han planteado seguir sus pasos y desplazar las cirugías de complejidad baja hasta el centro de Alfons el Magnànim.
Cabe recordar que los hospitales de las Islas, entre ellos Son Espases, han reducido su actividad quirúrgica para mantener camas disponibles para pacientes con COVID-19. Aunque las operaciones ambulatorias (las primeras que se recuperaron tras el estado de alarma) se mantienen, los quirófanos siguen codiciados y esta opción resuelve parte del problema.
Ginecología realiza allí el 20 % de su actividad que incluye laparoscopias o intervenciones similares e incluso en una ocasión se hizo una mastectomía (la extirpación de la glándula mamaria o parte de ella). «Fue algo especial porque la paciente podía garantizar su propio control en casa y fue muy bien».
En Son Espases, tanto este servicio como el resto, siguen realizando las operaciones urgentes, de emergencia o bien oncológicas, es decir, los partos, por ejemplo, se siguen atendiendo en el centro de referencia. Además, desde el servicio de Ginecología recuerdan que antes de cualquier operación y según dicta el protocolo, se hace una prueba PCR a todos los pacientes para garantizar tanto su propia seguridad como la de todo el equipo.
Cambio de perfil
Así era como, durante la primera ola de la pandemia, se detectaban los positivos en mujeres embarazadas, muchas de ellas asintomáticas, aunque también llegaban a la consulta presentando síntomas de la enfermedad.
En esta ocasión, el doctor Córdoba asegura que ha cambiado el perfil. «Debo tener una veintena de mujeres con control ambulatorio, diagnosticadas y aisladas en su casa, y están perfectas», asegura, mientras indica que han detectado una mayor incidencia. «Nunca habíamos tenido a tantas pacientes con COVID-19. Ahora las encuentran», se explica. Y es que el rastreo que se hace desde Atención Primaria entre los contactos estrechos de positivos se ha traducido en un mayor registro de positivas embarazadas.