Se estima que hay una horquilla de entre 8.000 y 10.000 personas en Baleares que ha estado contagiada por el coronavirus SARS-CoV-2 durante la fase aguda de la pandemia y tuvo que pasar su enfermedad aislado en casa, con paracetamol cada ocho horas y, con suerte, con un seguimiento telefónico por parte de los profesionales sanitarios de su ambulatorio. Son los que se conocieron como casos sospechosos, se presume que han pasado la COVID-19 pero en ningún momento se ha confirmado. Todos ellos podrán pedir un test serológico en su centro de salud para detectar si tienen anticuerpos y por ende, saber si han pasado la enfermedad.
La subdirectora de Atención Primaria y Atención a las Urgencias Extrahospitalarias, Marga Servera, asegura que es una medida que está hablada y se quiere llevar a cabo pero de la que no se ha cerrado la estrategia. Sin embargo, el portavoz del comité autonómico de enfermedades infecciosas Javier Arranz, ya avanza que se ha enviado un listado a cada médico de familia en la que se señalan qué personas cumplieron con los criterios y por lo tanto podrían hacerse la prueba.
«Tenemos varias opciones», explica el doctor Arranz quien las cataloga por prioridades. «De entrada está bien hacerles la prueba serológica a los que nosotros ya habíamos señalado como un caso posible», explica. Esto serían aquellas personas que recibieron el seguimiento telefónico de su centro de salud y que están en los listados que recibirán los médicos de cabecera.
Por otra parte, también se considera como una posibilidad hacer un test de anticuerpos a las personas que convivieron con casos confirmados y que puede que no presentaran síntomas, «pero sólo por la cercanía tiene la posibilidad de haber sido contagiados», añade.
Al final se baraja también el hacer pruebas a aquellos que tuvieron síntomas pero o bien no lo comunicaron a ninguna autoridad sanitaria, o no se les hizo un seguimiento, y lo quieren saber.
El sistema por el que se quiere llevar a cabo esta búsqueda activa de personas que habrían generado anticuerpos y que en su día no quedaron registrados como positivos, empieza con una llamada del ambulatorio. «El centro de salud contactará con los clasificados como casos sospechosos y les ofrecerá si quieren hacerse el test», explica Arranz. «El resto quedará un poco a la demanda de la gente», añade.
Se estima que durante la fase crítica de la pandemia se diagnosticaba a, aproximadamente, un 20 % de los contagios reales. El resto sería leve o asintomático.