La empresa española Endesa ha acordado donar 400.000 euros a la Fundación Rafa Nadal, para que la entidad ligada al tenista número dos del mundo incremente su personal en los centros de Palma y Valencia, y refuerce la labor de atención a las familias y colectivos más vulnerables tras la crisis sanitaria del coronavirus.
«Esta colaboración se enmarca en la segunda fase del plan de Responsabilidad Pública que Endesa inició en marzo, con una voluntad de ayuda sanitaria, principalmente, y que ahora se centra en la ayuda a los colectivos más vulnerables y a la reactivación económica del país», señala en un comunicado la empresa que opera en los sectores eléctrico y gasístico.
La Fundación Rafa Nadal explica en la nota que con esa donación «incrementará el número de profesionales de cada uno de los centros, entre ellos educadores, técnicos deportivos, psicólogos y trabajadores sociales», y que así podrá «dar respuesta a un número mayor de beneficiarios en las diferentes áreas educativa, deportiva, psicoterapéutica, nutricionales y de higiene».
En el caso del Centro Fundación Rafa Nadal de Valencia, además de ampliar la plantilla y, por lo tanto, el número de niños y jóvenes atendidos, se creará desde cero el área psicoterapéutica, ya que hasta ahora no se ofrecía este tipo de atención.
Endesa, por su parte, señala a través de su consejo delegado José Bogas, que la sociedad «necesita que empresas como Endesa lideren la salida de esta crisis sanitaria, económica y social que vivimos».
«Somos muy conscientes de la necesidad de ayudar a todos los colectivos que la componen para que el país pueda salir fortalecido, sin dejar a nadie atrás. En este caso, damos la mano a quienes más experiencia tienen en ayudar a los más necesitados, para que puedan ampliar su labor y beneficiar a más familias», subraya Bogas.
Por su parte, María Francisca Perelló, esposa del tenista mallorquín y directora de la Fundación Rafa Nadal, incide en «aquellas familias cuya situación ya era de vulnerabilidad sufren aún con más crudeza las consecuencias de la pandemia».
«A las dificultades económicas y de falta de empleo, se les suman consecuencias emocionales y sociales que pueden influir de manera negativa en el desarrollo personal y educativo de los menores», remarca Perelló.