Uno de los recuentos más inusuales de la pandemia es el económico pero no por eso es menos importante. IB-Salut se había gastado, a 30 de abril, 45.865.935 millones de más debido a la crisis sanitaria del coronavirus.
El mayor grueso se lo lleva la central de compras del Servei que abastece de material sanitario a todas las gerencias de salud. Hubo un exceso de gasto de 27,4 millones de euros en, básicamente, batas, gafas, mascarillas, solución hidroalcohólica, guantes, kits de detección, pantallas de protección, termómetros, delantales, isopos... Para traer hasta Balears todo este material semanalmente se están fletando aviones de transporte de mercancía. A 30 de abril este gasto era de aproximadamente 2,5 millones ya que se cuentan hasta cinco viajes de ida y vuelta con un coste de 500.000 cada uno.
Por otra parte, también en el marco de inversiones de la central de compras, hay un apartado de infraestructuras cuyo coste asciende a 3,6 millones. En éste se incluyen respiradores, carros de curas, monitores o desfibriladores, que se compraron de forma urgente y anticipada para hacer frente a la fase aguda de la pandemia.
Por último, la inversión tecnológica supuso hasta 4,3 millones. Así, en el cómputo global, la central afrontó un exceso presupuestario de 37,9 millones de euros hasta hace un mes.
El incremento también se notó en el Capítulo II de las cuentas destinado al consumo. En este apartado se incorpora el mayor gasto que las gerencias están teniendo desde la crisis sanitaria en aquellos consumos relacionados con la COVID-19, y que han visto incrementado respecto al mismo mes del año anterior, y se cifra en 2,7 millones.
Por otra parte, para afrontar la crisis sanitaria también ha habido más contrataciones de personal. Se estima que unos 688 profesionales se han incorporado al sistema sanitario público de las Islas en este periodo. Así, la partida del Capítulo I destinada a nóminas se ha incrementado en 3,5 millones de euros.
Exceso contrataciones
Cabe destacar algún que otro desfase en cuanto a contrataciones. Por ejemplo el hospital Son Llàtzer pecó de exceso pensando que sería necesario más personal lo que al final ha generado malestar entre algunos trabajadores, pues han visto como los últimos en llegar se quedaban mientras que sus contratos han ido expirando. La dirección de enfermería le explicó al Sindicato SATSE que los contratos que se hicieron para asegurar la disponibilidad de personal durante la pandemia COVID se prorrogaron hasta agosto o septiembre.
Desde la gerencia explican que los contratos que terminaron e pasado 30 de abril se han ido reubicando en otros servicios con el compromiso de ir recuperándolos si se generan nuevas necesidades durante las vacaciones de verano.
El exceso de contratación en este hospital es de unas 20 personas. El malestar entre algunos empleados radica en que «la decisión de quién se queda y quién se va, porque algunos de los que salen llevan muchos años trabajando en servicios de UCI y están en posiciones altas en la bolsa de empleo, mientras que otros se quedan estando en posiciones más bajas», advierte Isabel Horrach delegada del Sindicato de Enfermería. «No se ha informado correctamente», añade.