El pasado 1 de abril comenzó la campaña de la declaración de la renta correspondiente al ejercicio 2019, que finaliza el 30 de junio, y los efectos de la pandemia afectan a la disponibilidad de muchos contribuyentes. Se pueden plantear situaciones que abordamos con Jerónimo Jofre Ferrer (Palma,1946), economista, censor jurado de cuentas y auditor con larga experiencia en el campo de la asesoría fiscal y de empresas. En la soledad de su despacho nos recibe y responde a una batería de preguntas.
¿Qué ocurre si por la situación del estado de alarma no se dispone de dinero suficiente para pagar el impuesto de Renta de 2019?
—En la propia Ley del impuesto se determina que se puede fraccionar el pago de la cantidad. Un primer pago del 60% del importe a ingresar el 30 de junio y un segundo pago del 40% restante el 5 de noviembre. En los casos en que no se disponga de dinero suficiente para hacer frente al pago fraccionado se puede efectuar un reconocimiento de deuda por el importe total.
¿Qué opina sobre la subida de impuestos que estudia el Gobierno?
—Con la necesidad de recaudación y las políticas fiscales actuales, efectivamente, habrá subida de impuestos. El Estado tiene infinidad de instrumentos para recaudar más sin que casi nos demos cuenta. Estoy refiriéndome a impuestos indirectos. En los ajustes de los impuestos indirectos se efectuará la verdadera subida de impuestos. Si hay otras subidas tendrán poco impacto recaudatorio.
¿Cómo tendrá que reaccionar el mundo empresarial tras el estado de alarma?
—Todo empresario y toda empresa tiene ya claramente definida su política. El cese de la actividad de forma tan brusca ha supuesto un punto de inflexión a la baja en todas sus expectativas. Los empresarios son conscientes de que renovando sus estrategias conseguirán, en el menor plazo posible, recuperarse. Algunas veces tendrán que asumir pérdidas en el ejercicio y, en otras tendrán que tomar medidas para asegurar su supervivencia.
Dicho esto: ¿cuál es su consejo?
—Tomar conciencia de la nueva situación y actuar de forma rápida, dialogando con los proveedores. Poner en conocimiento de los empleados la situación actual, incentivándolos a aumentar la productividad: no se puede estar de forma indefinida en un ERTE. Relanzar de forma rápida la política de ventas o contratación y crear políticas de ventas expansivas. Analizar la situación de tesorería, creando nuevas políticas de pagos, y si es necesario acercarse a los bancos, pero con cuidado de no verse demasiado involucrado con ellos. La política bancaria de cada empresa debe ir de la mano de la austeridad. Hay que sacar la casta empresarial.
Y ¿las familias?
—La situación, en muchos casos, es difícil. Dos recomendaciones: esta situación es temporal. La actividad económica y su propio trabajo se va a reanudar. Ahora hay que mantener el tipo a través de la austeridad. Y también: hay que mirar nuevas perspectivas de trabajo, no quedarse a la espera de lo que pase. Hay que esforzarse.
¿Cómo ve el presente y futuro de nuestra economía española?
—Es lógico que tras un cese de actividad económica todo sean incertidumbres y desconfianzas, pero una cosa es cierta: la actividad va a reanudarse, de forma más o menos lenta o más o menos efectiva, pero se reanudará.
¿Y en Baleares?
—Vivimos en un monocultivo turístico. Los empresarios deben adecuar las instalaciones a los nuevos criterios sanitarios, corregir los precios en función de la demanda, reestructurar la organización del personal, confeccionar presupuestos realistas y abrirse a nuevos mercados. De ello dependerá que en el próximo ejercicio las pérdidas se vean reducidas o incluso superadas.