En la barriada de Son Gotleu, la noticia de los 11 familiares infectados por la COVID-19 corrió como la pólvora y se generó bastante alarma, sobre todo después de que la policía se personara para cerrar el locutorio que regentaba uno de ellos, ubicado en la calle Indalecio Prieto.
Con la colaboración de la Policía Nacional, se ordenó el cierre preventivo del local. Asimismo, la Conselleria de Salut informa de que el Servicio de Atención Primaria de la Escola Graduada permanecerá vigilante ante la posibilidad de que algún vecino pueda manifestar síntomas compatibles con la COVID-19.
Justo al lado del locutorio hay una tienda de comestibles también regentada por personas de origen paquistaní. Su propietario explicó que conocía a los afectados, puesto que además de ser vecinos «llevan muchos años» en Mallorca. «Siempre han tenido este locutorio». Clientes de esta misma verdulería señalan que les conocían porque acudían allí para enviar dinero a sus familias y aseguran que los enfermos «son muy buena gente».
La calle Indalecio Prieto es una de las más populares de Palma. Los bares y comercios son numerosos y el ambiente recuerda al del extrarradio de las grandes metrópolis, con mucha inmigración. Solo una minoría de transeúntes lleva mascarilla. La distancia de seguridad apenas se respeta y las mesas de los bares no están separadas por dos metros.
Otros dos vecinos de origen paquistaní dicen conocer al padre de la familia, que tendría en torno a 60 años, y a parte de sus hijos, uno de los cuales sería el dueño del locutorio. No conocen a las chicas. Explican que acudían al locutorio para recargar las tarjetas de sus móviles y que el propietario, a raíz del coronavirus, instaló una mampara para poder atender a los clientes sin que estos entraran en el local. «En realidad, estaba medio cerrado». Otro que se identifica como el presidente de los vecinos de la finca asegura haber hablado con uno de los enfermos y que le había dicho que se sentía «bien», asintomático.
Contagios
Quince personas de la misma familia fueron ingresadas en centros hospitalarios de Palma después de detectarse un brote significativo de coronavirus en la barriada de Son Gotleu. En total son once los casos positivos de COVID-19 confirmados ayer por los servicios de Salut, que se pusieron en alerta cuando un conviviente con sintomatología respiratoria dio positivo en el servicio de urgencias de Son Llàtzer.
Tal como marca el protocolo, se avisó a la Direcció General de Salut Pública y al Centre Coordinador de COVID-19. Entonces, un equipo formado por cinco profesionales (el coordinador del centro y cuatro enfermeras rastreadoras) elaboraron el pertinente estudio de contactos e identificó a catorce convivientes, todos de la misma familia. Por criterio sanitario, se decidió practicarles la prueba PCR y diez miembros de la familia dieron positivo. Ocho de ellos son adultos y dos son menores.
Desde este sábado, todos la familia (incluidos los que dieron negativo en las pruebas) permanecen ingresados con el objetivo de garantizar un aislamiento correcto y para poder hacer seguimiento de la enfermedad. Trece están en Son Llàtzer y dos en el hospital de Sant Joan de Déu. No obstante, todos están ahora asintomáticos, incluido el que acudió a urgencias, según informó el Govern.