Un estudio con la participación del Institut Mediterrani d'Estudis Avançats (Imedea) advierte de los daños que causa a la biodiversidad la moda de apilar piedras en el medio natural, creando montículos o fites.
La construcción de montículos de piedras, asociada al turismo de naturaleza y reflejada en fotografías difundidas a través de las redes sociales, se ha convertido en una práctica cada vez más extendida en todo el mundo. Pero sus consecuencias son perjudiciales para la biodiversidad. Así lo asegura un equipo internacional de investigadores con participación del Imedea que advierte de que el apilamiento de piedras perjudica a varias especies animales y vegetales, algunas de las cuales se encuentran en peligro de extinción.
En un artículo publicado en la revista científica Human-Wildlife Interactions, los científicos señalan que estos montículos han aparecido en un buen número de áreas protegidas. En Mallorca han sido especialmente llamativos los detectados en el Parc Nacional de de Cabrera (Islas Baleares) y en el Parc Natural de sa Dragonera, pero pueden encontrarse en numerosos espacios naturales como el Cap de ses Salines y también en las cimas de montañas.
Condiciones
Según los científicos, estas estructuras modifican el hábitat de especies animales y vegetales, que usan las piedras como refugio o dependen de las condiciones de microclima asociadas. Las piedras aisladas crean condiciones especiales de temperatura y humedad que son clave para especies como insectos, caracoles y arañas. La disposición de las piedras influye en la dinámica entre depredadores y presas, o entre competidores.
«Esta nefasta práctica tiene un impacto preocupante principalmente en áreas áridas en las que dichas condiciones microclimáticas son primordiales para las especies que se refugian debajo de las piedras. Además, erosionan el suelo y provocan daños en la vegetación. Por esta razón, mover, quitar o romper estas piedras puede desequilibrar el ecosistema», afirma la investigadora del Imedea Anna Traveset.
Los científicos describen el impacto potencial de esta práctica y señalan algunas áreas en las que han confirmado efectos perjudiciales sobre la biota. En la isla de Madeira (Portugal), la alteración del hábitat asociada con la construcción de montículos de rocas es una amenaza para varias especies endémicas con distribuciones muy pequeñas, como la especie de musgo Riccia atlantica, en peligro crítico, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Senderistas destruyen estas amenazas a especies de las Islas
«Hay varias especies que dependen de estas piedras como refugio y, por lo tanto, le pedimos a cualquiera que visite áreas sensibles para la conservación de la naturaleza que no mueva estas piedras. Que siga las indicaciones e intente reducir su impacto al máximo. No es fácil anticipar las consecuencias que actividades aparentemente inocuas, como la construcción de estos montículos de piedras, pueden tener en áreas con especies sensibles y amenazadas», advierten Traveset.
Las lagartijas endémicas de Baleares, como la ‘Podarcis lifordi' y la ‘Podarcis pytiusensis', dependen de estas rocas para refugiarse, así como otras especies de invertebrados también endémicos. Algunos excursionistas deciden destruir estos montículos cuando los descubren.