El mundo ha cambiado. Vamos camino a una nueva normalidad y el peritaje de siniestros evoluciona con las necesidades de la sociedad. Desde hace un tiempo, pero ahora más que nunca, se ha popularizado el teleperitaje, que se suma al servicio que se presta habitualmente con visitas periciales imprescindibles en algunos casos. Se trata de una herramienta a distancia que permite solventar, con el consentimiento de las aseguradoras, muchos partes abiertos durante el estado de alarma por la pandemia de coronavirus, una alternativa que minimizando el contacto entre personas.
Aunque, como el resto de la actividad laboral, el trabajo de los peritos ha visto reducido su volumen en las últimas semanas, se ha mantenido en parte gracias al teleperitaje. «Se ha reducido drásticamente el número de siniestros, pero no desaparecen, y creemos que el miedo al contagio crea reticencias para llamar al seguro salvo en casos de extrema necesidad», explica Juan Alberto Oliva, presidente autonómico de la Asociación de Peritos y Comisarios de Averías (APCAS), además de perito en activo en el Gabinete Pericial Oliva.
El teleperitaje «ya era una tendencia previa a la crisis y lo único que ha variado ha sido un acelerón inesperado», asevera Oliva, quien destaca que «gracias a que ya existía previamente nos ha permitido continuar nuestra labor minimizando los desplazamiento y con ello el contagio». Aunque «si bien es una herramienta de ayuda que puede solventar la mayoría de casos nunca podrá sustituir del todo al peritaje presencial». La dificultad del teleperitaje reside en que «puede dar la sensación de que se ahorra tiempo, porque no hay desplazamiento, pero no es cierto ya que se invierte el mismo o más dependiendo del usuario y de su manejo con las tecnologías». Esto, sumado a que más allá del trabajo habitual de un perito hay que ir «dando instrucciones para que nos enseñen lo que necesitamos ver», hace que se necesite «mucha experiencia en siniestros presenciales para que, dé un simple vistazo a través de la pantalla, sepamos a qué nos estamos enfrentando». Además, es necesaria «mucha paciencia para que el usuario también lo comprenda».
Cabe señalar que dentro del teleperitaje se engloban varias herramientas: peritaciones documentales, fotoperitación y videoperitación. «El perito de seguro debe estar siempre en constante evolución y adaptar todas las herramientas posibles para la labor de investigación y tasación: drones, herramientas de medida láser, visores térmicos, laboratorios, fotografía, equipos informáticos…», explica Oliva.
La importancia de los seguros
Hoy en día, «la rotura de una tubería o un descuido en el fuego de la cocina puede suponer la ruina para un particular». Es por ello que el sector asegurador forma parte de las actividades esenciales «y es una de las más importantes», según el presidente balear de APCAS. «Seguros de salud, de decesos, de incapacidad temporal, de responsabilidad civil, patrimoniales, etc. Estamos hablando no solo de una importante base económica sino que en muchos casos son un gran alivio para los fondos de empresas y bolsillos particulares en estos momentos de incertidumbre».
Es importante dar a conocer a la aseguradora que se ha producido un siniestro, ya que la Ley del Contrato del Seguro, en el artículo 16, indica que se debe comunicar «el acaecimiento del siniestro dentro del plazo máximo de siete días de haberlo conocido». Por lo que sí, por ejemplo, «sucede un siniestro en una segunda residencia, pero no podemos ir a ella todavía, lógicamente no podremos avisar hasta que lo descubramos». Por eso, Oliva recomienda «llamar a su aseguradora sin pensarlo cuando sufran o descubran un siniestro» para que «al menos conozca la existencia del siniestro y se valore la importancia del mismo para poder darle una solución eficaz y segura». En este punto, señala que «hay muchos siniestros que pueden solventarse telemáticamente, otros que por su urgencia requiera una intervención inmediata y un tercer caso en los que se podrá resolverse un poco más adelante, pero se establecerá una reserva y quedará constancia del suceso».
Menos siniestros
Al paralizarse gran parte de la actividad se minimizan los riesgos, pero no desaparecen. Por ejemplo, los accidentes de coches: «prácticamente la totalidad del parque móvil particular ha estado parado y eso hace que haya muchas menos colisiones», explica Oliva, quien añade que «igual sucede con las embarcaciones, la industria y las construcciones en general». Caso especial son las comunidades y viviendas, «que la lógica nos dice que deberían incrementar el número de siniestros, pero en este caso creemos que el miedo ha evitado que se de parte al seguro», Por otra parte, los comisarios de averías «no tendrían que haber sufrido tanto el parón ya que las mercancías, sobretodo las perecederas, han continuado movilizándose, pero al haber vías muy despejadas los accidentes se han reducido al mínimo».
Como en todos los sectores, se espera que con la desescalada la actividad «se retome progresivamente». Según el presidente autonómico de APCAS, «la lógica nos dice que la vuelta a la actividad provocará que nuevamente tengamos que intervenir en el mismo porcentaje». Además, «aparecerán todos esos siniestros que no han podido descubrirse durante el confinamiento u otros nuevos por falta de mantenimiento y actuaciones que han quedado paradas durante este periodo».
Para Juan Alberto Oliva es importante destacar «nuestra labor como una inversión y no como coste», ya que la intervención de los peritos «supone asegurar una correcta tramitación de cualquier siniestro». Oliva recuerda que los peritos son «una figura imparcial, ajena a las compañías aseguradoras, marcada dentro de la ley que permite tanto al asegurado como a la compañía aseguradora estar tranquilos de que se va a aplicar la póliza en su justa medida y que el coste será el necesario para solventar el siniestro».