Separados por miles de kilómetros, los hermanos mallorquines Escarlata, Felipe y Alejandro Baza Núñez han visto desde Estados Unidos con mucha preocupación cómo llegaba la pandemia a Mallorca. Ahora les toca a ellos estar confinados y teletrabajar, a la espera de volver a salir a la calle.
Escarlata Baza es abogada del Departamento Legal del Banco Mundial en Washington DC. Felipe, analista financiero senior para Refinitiv (antes conocido como Thomson Reuters) en Nueva York. Y Alejandro ejerce de ingeniero de software en Amadeus IT Group en Orlando (Florida).
Escarlata vive a 25 pisos de altura en un rascacielos de Rosslyn (Virginia) donde «puedo abrir un poco la ventana. Estoy teletrabajando y con más trabajo que nunca. El Banco Mundial proporciona mucha financiación para países en desarrollo que combaten la COVID-19». Por su parte, Felipe se marchó de Nueva York «en cuanto me di cuenta de que se incrementaba el número de contagios» y está confinado con su hermano Alejandro en Orlando: «Ambos estamos teletrabajando, cocinando, viendo Netflix y saliendo a comprar comida con mascarillas». Ninguno de los tres ha pasado el coronavirus pero temen que «no toda la población se esté tomando tan en serio la pandemia y, por tanto, tardemos mucho tiempo en salir de esta situación», dice Escarlata Baza.
Visto lo ocurrido en Europa, los mallorquines ya preveían el contagio en Estados Unidos. Advierten que han seguido con atención las noticias y estadísticas relativas a España y Mallorca y «hemos pasado mucho miedo por nuestro familiares, sobre todo estando tan lejos», dice Alejandro. Al igual que en España, señalan que EEUU también ha sufrido desabastecimiento de material sanitario y Nueva York, en especial, ha visto sus hospitales saturados. «Gracias al ejemplo de los países europeos nos dio más tiempo a abastecernos de la comida necesaria, pero resulta difícil encontrar productos de limpieza, comida congelada, productos enlatados y, especialmente, papel higiénico», dice Escarlata Baza.
Los hermanos Baza también han constatado que uno de los primeros productos que los norteamericanos empezaron a acumular fueron las armas: «Siempre suele ocurrir en Florida cuando hay un huracán o en este caso de pandemia», señala Alejandro, como respuesta la miedo al desabastecimiento y el caos.
Otra de las grandes diferencias respecto a España es el coste de la sanidad. De hecho, en EE UU la factura del tratamiento sanitario por coronavirus oscila entre los 20.000 y los 70.000 dólares, aunque los test son gratuitos y casos urgentes son abonados por el sistema Medicare.