Formentera es la única isla balear que entrará de forma directa en la fase uno de la desescalada, lo que supone, entre otras cosas, que allí ya podrán abrir las terrazas el 50 por ciento de su capacidad. El Govern reforzará desde este lunes los controles sanitarios en el puerto de Ibiza y de Formentera con controles de temperatura para quienes viajen.
Menorca e Ibiza quedan fuera de esta opción, a pesar de que así lo había pedido expresamente la presidenta del Govern la semana pasada. El Gobierno no ha hecho caso por ahora a la petición de la presidenta y no se sabe si a lo largo de la semana se podrá adelantar o no el cambio de fase.
Francina Armengol opinó que si las dos islas pueden adelantar la desescalada será «fantástico», pero también señaló que tampoco pasaba nada por tener que esperar unos días. «Esto no es una carrera; queremos tomar medidas seguras», dijo.
Alejandra Ferrer, presidenta del Consell de Formentera, adelantó este domingo durante su rueda de prensa que el pase a la fase uno permitirá el movimiento libre en toda la Isla, pero manteniendo algunas medidas de seguridad.
Entre estas precauciones, Ferrer citó la distancia de dos metros entre personas, el uso de mascarillas y el frecuente lavado de manos. A partir de este lunes, por lo tanto, se permitirá el contacto social –tanto en las casas como en las calles– siempre que se trate de grupos de, como máximo, diez personas.
La movilidad será prácticamente completa en toda Formentera y sin límite de horario. Lo mismo sucederá con el tráfico de vehículos. No obstante, Ferrer apeló a la «responsabilidad» de los ciudadanos para salir «poco a poco, fase a fase» de esta situación.
En cuanto a los comercios, según desgranó la presidenta del Consell, podrán abrir todos aquellos que tengan una superficie inferior a los 400 metros cuadrados, siempre que el aforo no supere el 30 por ciento del local. Así, se espera la apertura de peluquerías y centros estéticos, al igual que las terrazas de los bares, en este caso, en un 50 %.